Esta semana, que concluyó con el atentado a Trump, que evidentemente resonó con sus bases, pero que también generó en otros segmentos algunas reacciones de dudas del histórico suceso del que resultaron interesantísimas fotos del expresidente levantando el puño, con su oreja sangrando, mientras ondeaba una bandera estadounidense a un costado.
Obviamente habrá muchas voces que defiendan la legitimidad de este suceso y que resalten la resiliencia de Trump ante los hechos, y claro, hay otros que lo ponen en duda, y de todo esto cabe destacar que la eventualidad le dio un gran impulso a su campaña en la búsqueda de regresar a la presidencia.
Antes de eso, todos estábamos enfrascados en la controversia del puma merodeador que fue sacrificado en Laredo, claro, todos opinamos como expertos en la materia, pero sin duda quedó claro que a nadie le agradó que lo dieran de baja con pura bala fría, en lugar de dormirlo en un ratito para que despertara más tarde en el monte con una tremenda cruda, pero ya lejos de las casas con alberca.
Y antes del puma, estábamos bien felices y nostálgicos con el regreso del tren de pasajeros a Nuevo Laredo, para ir de aquí a San Luis y más allá a 165 kilómetros por hora, que es más o menos como van algunos en la carretera cuando no ven patrullas que les pongan un multón por exceder la velocidad.
Claro, ahora la experiencia sería diferente a la eternidad que se tardaba en los viejos tiempos, y con todo más moderno, pues sin duda desde el principio tendrá a muchos novedosos queriendo subirse al tren.
Por lo pronto aquí la dejamos, y ya veremos en qué sigue esta novela, nos leemos el próximo dominguito con más de su amigo con sobrepeso, El Reporteronte... del monte, una especie en peligro de extinción.