PASADIZO SECRETO

Es Nuevo Laredo un ‘torbellino’ de accidentes viales

Escrito en OPINIÓN el

El Libramiento Mex II, los Kilómetros, el Bulevar Colosio, la Carretera Anáhuac, así como la carretera a Piedras Negras han sido los escenarios llenos de dolor y en ocasiones trágicos para muchas familias de esta frontera; por esto, ya es Nuevo Laredo un “torbellino” de accidentes viales. Al ser y por décadas repetitivos los casos en donde los accidentes vehiculares, entre ellos mismos, de diferentes capacidades y dimensiones, por igual contra ciclistas, atropellamiento de peatones, colisiones contra objetos fijos son y han sido por siempre esas lamentables noticias de los neolaredenses.

El Departamento de Tránsito Local o Seguridad Vial entre sus expedientes o partes tiene documentado un siniestro ocurrido a finales de los años 90, sin embargo, este accidente vehicular no tendría nada de peculiar ni sorprendente si no fuera porque el conductor que manejaba en ese entonces dicha camioneta era un menor de solo 8 años, niño quien lógicamente y por su corta edad e inexperiencia provocó daños a terceros.

El entonces perito de Tránsito Enrique Álvarez (qepd) siempre lo hacía presente cuando tenía a jóvenes conductores que infringieron el reglamento, o cuando de igual modo eran menores los protagonistas de alguna colisión vehicular.

Este tema era sobre todo recalcado a los padres de esos jóvenes infractores que acompañaban a sus hijos para hacerse responsables de los daños ante la autoridad vial, siendo a modo de amonestación o regaño directo para que así entendieran la gran responsabilidad que se tiene al conducir un vehículo motriz.

Ante esto, bueno sería el analizar, ¿quién realmente tiene la responsabilidad de que la gente se conduzca correctamente al momento de estar al frente del volante de un vehículo motriz de dos, cuatro o más ruedas? ¿Los padres de familia ante los hijos e hijas, y los adultos sujetándose a los reglamentos viales existentes?, o dejarle toda esa responsabilidad a la autoridad siendo enérgica y constante no tan solo con las infracciones, sino por igual con las campañas permanentes de educación vial entre la misma ciudadanía.

Sin embargo y adicional a este problema, cierto es que en algunas de las colonias algunos cruceros se han convertido en esos sitios repetitivos de accidentes viales, tales como los de la Colonia Guerrero en donde la calle Lincoln en su cruce con Ocampo, la misma Ocampo con Venezuela, la Venezuela con Leandro Valle, la Leandro Valle con Coahuila, Coahuila en su cruce con Juárez, Juárez y Nuevo León emergen en primeros sitios de constantes colisiones.

Al norte hacia el centro de la ciudad marca como peligrosos y de accidentes constantes el de Matamoros y Mina, Mina y Juárez, Juárez e Independencia, Independencia y Obregón, Obregón y Madero, Madero y Leandro Valle; más hacia abajo el de Morelos y Perú, Perú y Obregón, entre otros. Sin dejar a un lado colonias del poniente como Villas de San Miguel a su salida hacia la Carretera a Anáhuac, Bulevar Canseco, al oriente la colonia Victoria y Viveros son por igual repetitivas en las calles y avenidas las colisiones.

Al sur se puede considerar como cruceros peligrosos la Reforma con Paseo Colón, con Pedro Pérez, con Lago de Chapala, la Prolongación Guerrero con la misma Paseo Colón, Reynosa y Anáhuac, entre muchos otros marcados.

Esta radiografía vial y por lo que se ha visto en las últimas décadas no han tenido modificación alguna, ya sea por ese incremento en su carga vehicular, o por sus constantes colisiones en determinados cruceros.

Aquí, y especialmente en este tipo de cruceros en donde las colisiones al día suceden, cabría y bien el no hacer énfasis a que el conductor no respeta los señalamientos viales, a que tiene esa poca o escasa educación vial, pues visto es, que no es tanto el operador de esa unidad motriz el que por su inexperiencia o falta de precaución provoca o es afectado por una colisión, sino más bien a esa escasa señalización o advertencia desde metros antes como crucero peligroso.

Ya que de ser el propio conductor y aun educado, responsable en su manejo, ambos participantes son víctimas por decir así de ese escaso trabajo vial, a esa falta de estudio, actualización y planeación por el Departamento de Ingeniería Vial, para así bajar ahí el límite de velocidad, cambiar la dirección de alguna de las vialidades que se cruzan, elaborar posteriores estudios generando esas estadísticas que demuestren si se solucionó o por lo menos disminuyo el problema.

Décadas siguen pasando y los accidentes vehiculares se siguen incrementando, sin embargo y ante las deficiencias o necesidades de la autoridad, los automovilistas y por lo que se ve no ponen algo de su parte, generando un ambiente de caos y desorden vial, provocando que en ese próximo siniestro se sufra por algún familiar, o que estos se lamenten al ser uno mismo de colisión vehicular esa nueva víctima.