APUNTES DESDE MI HOGAR

Objetos (6)

Escrito en OPINIÓN el

LIBRETAS (2).- La libreta de apuntes es una pieza personal que, se podría aseverar, sostiene un romance entre quien escribe y las páginas que registran sus  reflexiones, hallazgos, o simples datos concretos. Quienes recurren a ellas para investigar, saben que conforme se van asentando las referencias, el atractivo del tema se convierte en la substancia del proceso creativo. Porque, a diferencia de una agenda donde se anotan sucesos futuros, la libreta de trabajo registra además, pasado y presente.

Está comprobado científicamente que la escritura manual y la lectura de aquello que hemos escrito, aumenta nuestra capacidad de retentiva. La mejor manera de conservar una información es transcribirla con nuestras propias palabras. En consecuencia, está documentado que algunos escritores han empleado como herramienta profesional, la libreta de apuntes.

León Tolstoi (1828-1910), autor de La Guerra y la Paz, Ana Karenina y otros, anotaba en su cuaderno desde la idea original hasta el acopio de información, para llegar finalmente a sus correcciones. Se dice que dejó 55 libretas de notas.

Marcel Proust (1871-1922) escribió “En búsqueda del tiempo perdido”, su obra maestra de siete volúmenes, en una reclusión voluntaria que duró 15 años. Permaneció encerrado en su habitación escribiendo sentado en su cama, ya que era hipocondríaco y evitaba someterse a otros ambientes.

Ernest Hemingway (1899-1961) acostumbraba escribir en libretas de pasta azul y mantenía cerca dos lápices y un sacapuntas.

Mark Twain (1835-1910) utilizaba libretas encuadernadas en piel diseñadas por él mismo y una pluma Conklin Crescent Filler.

Pablo Neruda (1904-1973) ocupaba tinta verde para sus manuscritos. Durante un tiempo utilizó máquina mecánica pero al fracturarse un dedo regresó al sistema manual y se dio cuenta que así sus poemas afloraban más genuinos y sensibles, porque la máquina lo alejaba de cierta intimidad que da la mano.

Mario Vargas Llosa, (1936) premio Nobel 2010, escribe de lunes a sábado (los domingos los dedica a sus artículos periodísticos). Prefiere las libretas porque “creo que el ritmo de mi mano es el ritmo de mi pensamiento”.

Agatha Christie (1890-1976), la reina del crimen, escribía cuando tomaba su baño, específicamente en una gran bañera victoriana, mientras comía manzanas.

Claudia Piñeiro, (1960) otra magnífica autora de libros de suspenso comenta que todas sus novelas son escritas en libretas. Muchos de sus argumentos han sido llevados al cine en la plataforma Netflix. Nada más que ella suele escribir mientras cocina, en las horas que le toca llevar la casa. Después, se encierra en su estudio.

Carlos Fuentes (1928-2012) refería: “Soy un escritor de mañana; a las 8 y media estoy escribiendo a mano y sigo hasta las 12 y media, cuando me voy a nadar… Primero escribo a mano y luego, cuando siento que lo tengo, lo dejo descansar. Entonces corrijo el manuscrito y lo paso a máquina yo mismo”.

Juan Rulfo (1917-1986) prefería el lápiz Mirado (color amarillo, mina 2 B) pues no le gustaban los bolígrafos ni las máquinas de escribir.

- o -

La predilección por la práctica manuscrita también ha sido una constante en mi autor favorito, Orhan Pamuk (1952). Este Premio Nobel de Literatura 2006, destina infinidad de libretas con cuadrícula para investigar y redactar.

Cuando finaliza un libro, después de unos años de trabajarlo, envía las libretas a una secretaria para su traslado a la computadora. Mujer sumamente avezada ha de ser, puesto que sus textos son corregidos sin fin de veces, con enmendaduras, rayados en frases completas, tachaduras en las palabras, flechas para revertir, asteriscos, dibujos, signos, y con letra chiquita, agregados en las márgenes. La evidencia de su método personal de escritura se exhibe en fotografías tamaño afiche, en el Museo de la Inocencia, del propio Pamuk, en la ciudad de Estambul.

Mérida, abril 2024