LIBRETAS.- Desde los dibujos rupestres hasta la invención del alfabeto griego, y después el latino universal, la escritura ha sido fundamental para la historia de la comunicación entre los seres humanos, además del lenguaje hablado. De esta manera se han podido conservar las memorias de los pueblos, sus tradiciones, usos y costumbres.
En la antigüedad, para mejor expresión de la escritura se creó el procedimiento de pergaminos, papiros, códices, que abrieron espacio al servicio de los copistas, escribanos y calígrafos. Así fueron pasando los conocimientos de generación en generación, de continente a continente, a través de las centurias. Una de las grandes importancias de la palabra escrita es que puede expresar un concepto abstracto, mientras que una ilustración, no. (Los ideogramas fueron o siguen siendo símbolos, no palabras).
Fue hasta el primer cuarto del siglo XIX en que se conoció la máquina mecánica de escribir, pauta para acelerar el ritmo de las comunicaciones, que conjuntamente dio oportunidad de empleo a las mujeres, como mecanógrafas. También sirvió como punto de partida a las máquinas de escribir eléctricas, y después a las computadoras u ordenadores.
No obstante, sigue habiendo personas que preferimos una libreta para manuscritos, cuando menos a la hora de tomar apuntes. Me encantan las libretas con rayas, pasta dura (los cuadernos o blocks suaves con espiral, no) y opto por el lápiz en vez del bolígrafo.
Por obsequio de algunas amistades, en mi escritorio se apilan seis muy bonitas destinadas para anotar los datos de mis investigaciones, pues aunque carezco de elegante caligrafía, como Juana Elia Puente, me hace sentir más ligada al tema que si los guardara en el archivo de la computadora. Aunque muchas veces no entiendo mi propia letra, con cierta frecuencia logro descifrar al primer intento.
En las dos últimas décadas han salido a la venta verdaderas preciosidades en el diseño. Algunas vienen forradas en ricas telas brocadas, otras reproducen imágenes de obras de arte, o representan obras de arte por sí mismas con cubiertas recamadas en pedrería y trazos metálicos sobre relieve, con cierre magnético.
A pesar de ello, la más exitosa comercialmente es la Moleskine clásica de aspecto austero: hojas en blanco, tapa negra blanda, elástico en el porta-páginas, accesible para viajes y uso ejecutivo. Actualmente han salido algunas decorativas en pasta suave y otras de ediciones limitadas con portadas temáticas en pasta dura y a rayas. La leyenda cuenta que los artistas Pablo Picasso y Henry Matisse, recurrieron a las Moleskine clásicas para sus dibujos.
Eventualmente, y para colección, la Casa Montblanc ha emitido ediciones especiales en homenaje a Los Beatles, El Principito, Mohamed Ali, Vincent van Gogh, Jimmy Hendrix, Los Hermanos Grimm, Robert Louis Stevenson, James Dean y María Callas.
El llamado Everyday book, de la Galen Leather & Co., es una bella libreta de piel con estuche negro caligrafiado en gris plata. Contiene 400 hojas de papel “Tamoe River” de 52 g/m2 en blanco o crema. Viene recubierto en ambos lados, evitando la transparencia, y su textura soporta cualquier tipo de pluma estilográfica o bolígrafo sin riesgo de correr la tinta.
La encuadernación es elegante, adjunta un pliego de gamuza fina para acomodar al gusto. Cabe mencionar que el papel está hecho de árboles extraídos de bosques sustentables, de la compañía Tomoegawa, de Japón. La Galen Leather es una empresa familiar de Turquía, desde donde se distribuye a todo el mundo. Aquí, hago público mi agradecimiento al historiador Serhan O. Kocaman por haberme obsequiado esta incomparable libreta, que ocupa lugar especial en mi afecto y en mi mesa de trabajo.
Mérida, marzo 2024