¡Benito que te necesito! Vénganse baña’os y con dos fotografías.
Un presupuesto de egresos de 4 mil 555 millones 347 mil 201 pesos para este cercano 2025, con mil 361 millones para obra pública o inversión pública que es el nombre correcto del rubro, definitivamente que sí nos vendrá muy bien al pueblo.
Con alcaldes sin tantas obras en las últimas cuatro décadas, desde 1977 en que “El Chale Boy” terminó su trienio, nadie -salvo su compadre Lachoman con el bulevar Colosio y con el Puente Tripas, para “La Chiva Grande”- ha hecho nada digno de comentar.
Así que lo que está haciendo esta administración burricipal que ya cubrió tres años y que por hacer bien las cosas el pueblo la ha elegido para otro trienio, sí que le está viniendo bien a Nuevo Laredo.
Y hablamos de la obra pública efectiva, no de los elefantes blancos que las pasadas alcachofas se empeñaron en construir para embolsarse más lana, como un parque de beisbol y una “ciudad deportiva” (a tres tejabanes mal hechos le llaman ciudad), ni qué decir un Centro Cultural que nos salió más caro que La Arena de Laredo, Texas y nada que ver una con otra, si nos atrevemos a compararlos.
A ese centro cultural, por cierto, PP Suaves, Danny Boy y Ricitos de Oro, le metieron y metieron dinero (según ellos) y siempre quedó hecho un bodrio, era una verdadera sopa, la raza cábula decía que llovía más adentro que afuera.
A la “Ciudad Deportiva” nadie va, apostamos tronchado que más de medio rancho no la conoce, por casi estar más cerca de Ciudad Anáhuac que del primer cuadro de Nuevo Laredo.
Alguna brillante mente la construyó allá donde da vuelta el aire, anda la mamá de Tarzán, cerca del Reino Muy Muy Lejano de Shrek, en ese lado oscuro donde Mufasa le dijo a Simba que nunca se le ocurriera ir. Así que no nos hagamos los amnésicos que desde finales de los 70s y hasta La Yunta de ahora, pasaron 44 años (y una bola de Bandidos de Río Frío) y la obra pública siempre fue puro Pedro.
Hablamos de la valedera, como por ejemplo, la que va enterrada, los drenajes sanitarios y pluviales, las redes de agua potable (esas nunca se extendieron, pese a que el pueblo crecía a lo bestia).
El enramado en Nuevo Laredo en sanitarios, pluviales y tubería de agua, no avanzó casi nada, por eso es que todo el mundo se conectó solitos y desde entonces no pagan ni progenitora. Sí, miles están enchufados a las redes que son de todos, pero ellos viven como magos americanos, pues no liquidan por la gota, ni la que beben, ni la que tiran.
Por eso ahora 4 mil 555 millones de presupuestos de egresos con mil 361 millones para obras, es verdadera bendición. El año pasado fueron 4 mil 240 millones con 199 mil 351 pesos de presupuesto de egresos, con 1 mil 360 millones 157 mil 859 pesos para obras. Y en el 2022 fueron 4 mil 25 millones 21 mil 999 pesos de egresos, con mil 354 millones 552 mil 614 de inversión pública u obras.
*En el entendido que todos los años terminan aumentándose las cifras de lana, gracias a las benditas participaciones federales extraordinarias.
Este 2025 se invertirá 29.88 por ciento de toda la lana, en obras públicas; el año pasado fue de un 32 por ciento para la inversión pública; y en el 2022 anduvo por ahí de un 31 por ciento o un treintón de todo el capital anual.
Pero no todo es enterrar la marmaja, cabe citar obras del pasado trienio como el Paso Elevado por Calzada De Los Héroes y Eva Sámano, solo por citar una sola grande, pero no pueden pasarse por alto las decenas de obras “chirris” en los escuelines, las calles que parecían brechas o potreros. ¿Verdad gente de Villas de San Miguel, Lomas del Rio, Reservas, la Pancho, Colinas, la Soli, Palmares y la Volu?
Ni qué decir del alumbrado público, placitas y parquecitos, banquetas y cordones, entre otros, son los que enamoran a los vecinos y que les hicieron votar por estas morras y batos de hoy.
Cada varo metido en Educación (algo que no le corresponde al gobierno burricipal, pero que se ha tirado a matar en ese renglón), es oro molido.
Es algo que no debería ni siquiera estar presupuestado pues es un jale estatal-federal, más sin embargo estos de casa, sí le han dejado caer una buena marmaja, con becas, uniformes, mochilas, subestaciones eléctricas, transformadores, módulos de baños, aulas aisladas, cercas y bardas perimetrales, entre otros.
Y lo mismo que en Salud como es el poner bien al tiro nueve clínicas UNE, que unas estaban abandonadas y otras ni existían, donde se hacen mastografías, papanicolaus y toda una suerte de consultas, chorro miles, para esa racita que no tiene ni IMSS, ni Issste, y donde se aplican vacunas de covid-19, Papiloma Humano, Hepatitis C, Influenza y todo el coctel de inmunizaciones o tratamientos contra la bola de piojos que solemos cargarnos los simples mortales de este nuestro rancho.
Pero regresando a la obra pensada en el crecimiento, esa infraestructura de caminos, puentes, pasos a desnivel, bulevares, libramientos y demás conexiones que urgían desde hace mucho -nada más tenemos 176 años de ser La Mera Very Torcis en comercio exterior y desde nantes hacían falta- esas muchas rúas que ya se han hecho, en las que se trabaja y en las que están pensadas de aquí a tres años.
La Yunta actual está preparando a la ciudad para seguir siendo por los siglos de los siglos -amén- “La Perinola Enmascarada” del comercio internacional, el paso obligado de toda la merca entre los tres países del norte. Por eso agradecemos los mil 361 millones de pesos para obra pública que se tiene pensado aterrizar en este 2025, que empieza en un mes.
Chi Mai que quien se oponga a ello porque le incomodan los trastornos que provocan, lo deberían dejar parado unas 12 horas esperando el camionazo gacho, en las anegaciones que se hacían en Reforma, César López de Lara, Obregón y muchas vías más.
Aprovechemos ahora que se están haciendo obras, para pedirle a la raza que aguante vara, que no nos importen los cierres de calles, las aperturas del terreno y otras incomodidades, pues peor es vivir como vivimos antes de que se hicieran estas obras recientemente terminadas en el trienio anterior.
¿O ya se les olvidó?
Buen domingo para todos amigos lectores y recuerden que las obras son amores, son una monserga en su proceso, sí, pero después viene la nuestra, la del pueblo, el vivir mejor, el bienestar, el confort y la comodidad que traen esos trabajos, en verdad que valen la pena, neta que sí.