PASADIZO SECRETO

‘Pedro Páramo’, ¡también se filmó en Nuevo Laredo!

Escrito en OPINIÓN el

No es por alardear, pero esta frontera ha sido escenario fílmico de muchas aventuras del cine mexicano e incluso extranjero, a esto, es bueno saber que “Pedro Páramo”, ¡también se filmó en Nuevo Laredo!

Muchos, entre grandes productores cinematográficos, teatrales, literarios, incluso estudiantes han querido ser parte de esta gran obra mexicana, de este gran escrito compilado en un libro lleno de narrativas tasajeadas, interrumpidas, descompuestas y luego reacomodadas para darle forma a su historia.

Esta producción estudiantil local no precisamente bajo la dirección de un grande del cine, sino a través de la idea, conducción y participación de un grupo de alumnos escolares de nivel medio superior en edad adulta, que salió de la nada, en días escasos de filmación, en locaciones improvisadas pero imaginables entre escritos, videos, películas de Pedro Páramo.

Vestuarios traídos de sus propios hogares, maquillajes creados por las mujeres que detrás de cámaras emulaban con sus creaciones a esas grandes divas del cine mexicano, a esos galanes con rostros adorados por las féminas de aquellos tiempos.

El recorrido fílmico era agotador, el escenario, un hogar en una de las colonias más populares del poniente de Nuevo Laredo, lugar donde la cama familiar justo en esa pequeña recámara pasaba a ser ese lecho de muerte de Dolores Preciado, quien sujetando la mano de su hijo daba fin a su inicial participación con su muerte, está a través del lente del sorprendido camarógrafo.

Ahí mismo, y como todo “profesional”, el director de escena daba indicaciones para que, en otro extremo de ese hogar, se llevara a cabo otro encuentro encuadrando el filme hacia esa conversación entre Juan Preciado y Ana Rentería, provocando ese cruce de diálogos los más fríos escalofríos entre esas cuatro paredes.

La noche de ese día de filmación parecía esperar, pues daba tiempo y bien a reordenar los escenarios, a volver a grabar y grabar;ya en busca de otras locaciones, un monte lleno de maleza era el sitio idóneo para ese encuentro entre Juan Preciado y Abundio Martínez, por la calle Bolívar de la acera izquierda de oriente a poniente ahí se grabó, justo antes de llegar a la Álvaro Obregón.

El rostro sudado de los estudiantes en ese entonces actores, daba realismo a su interpretación, y sin tanta preparación, daban vida a unos personajes que en su vida jamás habían conocido, escuchado, su talento fluía natural cual canto ahí inventado e interpretado.

Las ideas se iban acomodando entre el ruido, el avanzar entre ese pesado tráfico, el sonar de los cláxones de los coches hacían volver a la realidad, el tiempo seguía avanzando y no había marcha atrás, todos tenían ocupaciones, pero todos tenían por igual una ilusión, inmortalizarse con un filme a través de los años.

De pronto, un enorme edificio pasa por entre la mirada de todos, ¡para! ¡para! Ahí debemos filmar la siguiente escena, cual unísona contestación, todos asintieron con firme aceptación, las piedras de dicha construcción daban ese aspecto único que se acomodaba con esa perfección a la historia.

El encuentro de Juan Preciado con doña Eduviges era un momento crucial, pues, aunque no se tuvo acceso al edificio, al estar ya cerrado, la imaginación vuelca entre los participantes para hacer creer que adentro todo sucedió.

El cansancio de Preciado, con el nerviosismo de la participante encarnando a Eduviges, marca esa macabra situación que le va dando al filme ese espectro de entendimiento.

La escena que se supone ocurre en el interior de ese edificio de la antigua estación del ferrocarril hoy Archivo Municipal, entre la monja Ana Rentería y Juan Preciado, en realidad se llevó a cabo, como se detalló líneas arriba, en ese inicial hogar del poniente de la ciudad.

Vemos a un Juan Preciado ya exhausto y confuso, avanza rosando con sus dedos los muros de la antigua estación del ferrocarril de Nuevo Laredo, se asoma por ventanas y puertas, al final simula entrar a la “Media Luna”.

Damiana Cisneros, con rostro sepulcral, dialoga con el protagonista Preciado, teniéndose como fondo el mismo edificio de la antigua estación del ferrocarril, ahí bajo esa noche tan negra se sienten esos roces de la historia de esta frontera con la historia tan mexicana de la narrativa de Pedro Paramo.

De pronto, aparece en escena Juan Preciado avanzando con paso ya más que cansado e ingresando hacia el Panteón del Norte.

La piedra en que se encuentra la madre de Juan Preciado fue ese sitio idóneo para encontrar en ella ese encuadre perfecto al reencuentro de ambos personajes, los dos pinos fueron ideas del director de escena, filmarlos hacia arriba para ahí mismo rematar con los nombres de todos los participantes.

Ojalá que esta versión neolaredense de “Pedro Páramo”, al igual que estas líneas, motiven a verla a través de YouTube bajo la búsqueda de Pedro Paramo preparatoria americana, disfrutar de lo hecho por la gente de esta frontera, con errores, con muchas situaciones llenas sí de presiones, pero con un cariño por Nuevo Laredo.