El Puente III ha sido prácticamente desde su inicio, el motor económico de Nuevo Laredo, pues si bien hay otros rubros que son también importantes engranes para que funcione esta ciudad, es el cruce de mercancías y la posición que da a este puerto como la principal aduana terrestre de Latinoamérica, la que nos da cada año un presupuesto muy por encima de otros municipios como Reynosa, que a pesar de que está más cerca de duplicarnos en población, recibe casi la mitad de recursos.
Por lo anterior, lo que ocurra en el Puente del Comercio Mundial, repercute en las actividades de miles de personas que dependen de que éste funcione, así que desde fallas en el sistema en alguno de los dos lados, hasta protestas, generarán una reacción en aquellas personas que viven de la actividad aduanera o de transporte.
En el caso de las protestas en dicho cruce, si bien no es difícil entender o asimilar las causas y que se elija el Puente III para llamar la atención a nivel nacional, sí es un gran reto que la mayoría simpatice con éstas; como en febrero de este año -y ocasiones anteriores- ocurrió con los ferrocarrileros que exigían la solución a un conflicto laboral añejo, o ayer, con otro tema un tanto más sensible, que se tradujo en kilométricas filas de tractocamiones en ambos Laredos, y la reacción de los operadores no se dejó esperar.
Para los transportistas, este 2024 ha sido un año particularmente complicado en el tema de retrasos, pues por un lado han tenido que enfrentar de manera constante los atorones en la Carretera Nacional por las obras en el lado de Nuevo León, que en ocasiones ha coincidido con las nada extrañas fallas en el sistema aduanero en alguno de los dos países, esto último, a pesar de que se había advertido que la implementación de nuevos programas podría traer esos inconvenientes.