Cuando parece que las filas en la carretera Monterrey-Laredo se habían acabado o al menos calmado, volvieron a surgir con sus temidos retrasos que tanto afectan al comercio y en general a la dinámica que hay entre las dos ciudades.
En redes sociales vimos una gran cantidad de imágenes de las filas, pero sobre todo, de quejas y de usuarios preguntando si ya era transitable, para considerar si es momento de viajar o posponer los planes.
Por negocios o por múltiples razones personales, incluidas las de salud, esta problemática se ha vuelto un calvario que afecta diariamente a miles de personas, y que ha influido frecuentemente en que muchas otras pospongan sus viajes, además de que para futuros eventos, como los festivales musicales, este sea un tema esencial de preocupación.
Si bien es importante mantener esta vía en óptimas condiciones, la logística aplicada ha generado constantes cuestionamientos, inclusive de personas conocedoras del tema, que señalan cómo las obras han generado más inconvenientes de los necesarios.
La problemática ha sido tan aguda y de alguna manera tan prolongada, que aunado a los señalamientos de cuestionable logística, ha provocado que múltiples empresarios se inclinen a presumir que podría tratarse de un boicot, aunque más allá de afectar sólo a Nuevo Laredo, el área metropolitana de Monterrey, así como otras ciudades del interior del país, se ven afectadas por esta tremenda situación.