Día a día, el mundo da cuenta de infinidad de percances automovilísticos que terminan con la vida o la forma de vivir de muchos seres humanos, que sin importar edad o sexo todos sufren las consecuencias; ante estas fatalidades bueno es saber que ha surgido otra oportunidad para la seguridad vial mundial.
Durante el periodo del 2011 al 2020 se llevó a cabo un programa muy importante, auspiciado por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) denominado Decenio de Acción para la Seguridad Vial, cuyo objetivo principal era reducir a nivel mundial lesiones y muertes por accidentes vehiculares.
El programa fue visto por todas las naciones participantes e integrantes como algo grandioso, pues se tomarían acciones importantísimas para reducir al máximo este tipo de eventos catastróficos.
Sin embargo y después de concluido ese decenio, tal parece que las cosas no mejoraron, al verse que en la mayoría de los país falta educación vial para el manejo de vehículos de cualquier tamaño y uso en áreas urbanas, tramos carreteros.
El programa Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020 tuvo demasiados puntos a cumplirse, estuvo lleno de acuerdos para cumplirse, programas para llevarse a cabo al pie de la letra, contó con infinidad de reuniones para ver los resultados de una forma constante, en consecuencia, se llenaron de estadísticas, gráficas y números que determinaban los avances, logros bajo este perfil vial.
Por supuesto que todo esfuerzo que los gobiernos participantes hagan, emprenda a favor de sus propias comunidades será aplaudible, pero cuando no se cumplen todos los objetivos, cuando no se toman en cuenta todos los factores reales que en verdad contribuyen de cierto modo a incrementar estas fallas viales, en verdad que son para cuestionarlas, más aún ante sus nulos resultados.
Desde la creación de los modelos de carreteras rápidas en Estados Unidos de Norteamérica, ante el trazo de carreteras para intercomunicar lo largo y ancho de la llamada Republica Mexicana, ante esos impulsos mundiales por darle fluidez, “modernidad” al desplazamiento vial, por lo que se ha visto hasta estos días que algo falló, algo sigue deficiente.
Y no tanto el diseño de caminos y carreteras, pues estas sí que han contado en su mayoría con esos elementos necesarios como señalamientos, áreas de descanso, salidas de emergencia entre otros mejores graduales que brindan seguridad al transitar por ellas.
Cierto, hay infinidad de caminos carreteros considerados como peligrosos, con cerradas curvas, subidas y bajadas muy pronunciadas, fallas en su señalización y trazo por necesidad del camino accidentado, pero cierto es también que la acción del conductor la hace mas peligrosa al no tomar las medidas precautorias ante esas deficiencias.
Por décadas los accidentes vehiculares han prevalecido como esa parte adicional a la conducción de un carro-motor, por lo mismo las lesiones y muertes forman parte de ese conjunto entre conductor y vialidad.
Miles de accidentes vehiculares de todo tipo ocurren diariamente a nivel mundial, desafortunadamente y al ser gente común solo son estadísticas, pero curiosamente, y momentáneamente si se hace conciencia de esto cuando un famoso es víctima de su propia acción o por terceras personas.
Actualmente el mundo se desarrolla bajo un nuevo programa vial denominado Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2021-2030, esto como esa continuidad a su antecesor comprendido del 2011-2020.
Pero, ese arrebatamiento y apresuramiento a llevar a cabo una secuela, da a entender que las cosas o no se cumplieron, o no se lograron los objetivos programados, a falta quizás de esa omisión de atacar por decir así a su principal rival como son las armadoras de vehículos y a las fábricas cerveceras con presencia a nivel mundial
Al ver que a los primeros en ningún momento son considerados en sus estadísticas de vialidad, molestados para que se sientan obligados a reducir o promover en sus creaciones automovilísticas el tope o limitación de la velocidad, por lo mismo permitiéndoles el fabricar carros tan poderosos en su velocidad y tan frágiles en su estructura.
Y a los segundos, el permitírseles tanto en calles, avenidas como en trayectos carreteros y a cualquier hora, el expendio de bebidas alcohólicas que, ante el cansancio o calor, el conductor es presa fácil ante esa facilidad de encontrarlos en su camino, propiciando esa conducción errática en la mayoría de los casos previstas fatalidades.
Ante todo esto, quizás se podría entender que la gente como conductor sean los causantes directos de todo accidente vehicular, pero también cabría entender y agregar que, por igual las armadoras de autos y las compañías cerveceras, son y sin lugar a dudas los causantes indirectos de todo el desorden vial a nivel mundial.