Pues resulta que Cabeza de Vaca se hizo la víctima de nuevo con unos recursos legales para asegurar que “le querían frustrar su carrera política”, nomás porque sí, como si nada hubiera hecho para que le fincaran órdenes de aprehensión por algunas de las muchas fechorías que cometió.
Obviamente, la Fiscalía General de la República no se iba a quedar con los brazos cruzados y ya le impugnaron su amparo, es decir, que buscan reactivarle la orden de aprehensión por esas “pequeñeces” como Delincuencia Organizada, Operación con Recursos de Procedencia Ilícita y Defraudación Fiscal Equiparada.
Y respecto a su argumento de que “le quieren frustrar” su carrera política, es evidente que él sólo se ha encargado de eso, no sólo con su extrema corrupción al desviar fondos, sino porque ni siquiera se preocupó por fingir que hacía obras, ni por resolver las necesidades más básicas de la población, entre otros elementos que conforman la percepción de un político.
En general, la reputación que se ganó durante ese tiempo es la del peor gobernador de Tamaulipas y eso que el estado tuvo antes a personajes que llevaron la corrupción y colusión con el crimen muy lejos, como el caso de Tomás Yarrington, que hasta fue capturado en el extranjero y extraditado.