Resulta innegable que el desarrollo y mantenimiento de una sólida infraestructura vial es esencial para el progreso de cualquier entidad. En Tamaulipas, este asunto se vuelve urgente y de prioridad máxima.
Durante años, particularmente en las administraciones del PRI-AN, hemos visto cómo el estado de nuestras carreteras ha sido relegado a un segundo plano. Ejemplos emblemáticos de ello son el descuido de la carretera ribereña, el libramiento Mex2, y hasta el estancamiento en la ampliación del Puente III. No se trata solo de cifras y estadísticas, sino del día a día de miles de tamaulipecos que utilizan estas vías para desplazarse, trabajar, y conectarse con el resto del mundo.
Si nos aventuramos hacia el interior de nuestro estado, el panorama no mejora. Las rutas carreteras presentan condiciones que no son adecuadas si aspiramos a posicionarnos en una competencia franca con nuestros vecinos, estados como Nuevo León y Coahuila.
Tomemos como ejemplo la reciente inauguración de un tramo en Nuevo León que evita el congestionamiento en Monterrey y facilita el acceso hasta Montemorelos. Esta autopista no solo beneficia el tráfico comercial, sino que también mejora la movilidad para el ciudadano común. Un ejemplo palpable de cómo una buena infraestructura puede cambiar la vida de las personas y el ritmo de las ciudades.
En nuestra región sur, las carreteras rumbo a Ciudad Victoria o Tampico claman por atención. No se trata solamente de ampliarlas, sino de mejorarlas para que se encuentren a la altura de las mejores carreteras del mundo, con nuestros socios y vecinos. Observamos segmentos en los que se requiere acotamientos, reductores a los costados para alertar a conductores, una mejor señalización y, fundamentalmente, la ampliación de carriles.
Nuevo León actualmente está trabajando en la creación de una vía intraserrana para optimizar sus conexiones internas y evitar largos desplazamientos hasta Saltillo.
¿Y Tamaulipas? Requerimos acelerar los trabajos y que no sean solo planes.
Y, por supuesto, tenemos a Texas, donde su sistema carretero altamente desarrollado no solo favorece el comercio, sino que impulsa el turismo y fortalece el enlace entre ciudades hermanas. Tamaulipas merece estar a la par de estas iniciativas.
En el campo de la competencia estatal y regional, poseer carreteras de primera categoría es más que un lujo, es una necesidad estratégica. Este debe ser un llamado a la reflexión y a la acción para nuestros líderes y para todos nosotros como ciudadanos.
¿Usted que opina?