Como le dijeron: “Vienes o vamos por tí”, ayer Rivas sí se presentó en el juzgado para su audiencia de vinculación, la segunda, porque en la primera argumentó que “no lo habían notificado”.
Pues estuvo ahí desde las 9:30 de la mañana hasta pasadas las 5:00 de la tarde, llegó visiblemente preocupado aunque quiso disimular con una falsa sonrisa nerviosa que no convenció a nadie.
Por al menos dos horas y media se dio lectura de documentos, cheques y demás información que se inclinaba a presumir un conflicto de intereses en la compra-venta del predio del Municipio a dos particulares, uno de los cuales era el exalcalde suplente, quien estuvo a cargo mientras Rivas estaba en campaña buscando la reelección.
Rivas es el primer exalcalde imputado, pues si bien otros funcionarios o exfuncionarios han sido sentados en el banquillo de los acusados, este sería el primero en haber sido presidente municipal de Nuevo Laredo, que llega a un proceso así en la historia reciente de la ciudad.
Para la difícil tarea de defender a Rivas, estuvo el abogado Ricardo Bustos, quien en su momento llegó a cobrar chequesitos de entre 100 y 150 mil pesos por asesoría legal al Ayuntamiento en la pasada administración.
Con el paso de las horas, el asunto se fue turnando más serio de lo que parecía en un principio, así que la defensa buscó la forma de desestimar todo lo que ahí presentaron en contra de Rivas; sin embargo, sólo se les concedió continuar la sesión para el miércoles, y eso porque había otra audiencia programada para más tarde y ya se estaban empalmando.
Al final, la parte acusadora señaló que están considerando solicitar medidas cautelares contra Rivas, para eso de que no se le vaya a ocurrir refugiarse en su humilde mansión en Laredo, Texas, durante el proceso, así que quieren que le pongan un brazalete con un rastreador integrado para saber hasta cuántas veces va al baño y tenerlo siempre bien ubicado con precisión milimétrica.