John Dee escandalizó grandemente a sus discípulos y a sus colegas de la universidad. En su cátedra oxoniense afirmó que la Tierra no es el centro del universo. Explicó:
-No digo eso por conocimiento científico. Lo digo por modestia.
El ilustre maestro tenía 40 años cuando se enamoró de una muchacha de 18. Era una campesina de azules ojos, crenchas rubias, elevado busto y caderas hechas para la maternidad. El padre de la joven, que al principio se resistía al cortejo, la entregó en matrimonio a Dee luego de que éste le regaló una vaca, un caballo y un cordero.
Por primera vez en su vida el filósofo conoció la felicidad. Antes había conocido nada más la vanidad. Presentaba a su esposa y decía:
-Éste es el centro de mi universo.
¡Hasta mañana!...