MAURICIO DICE

Walt Whitman

RECORDANDO A MAURICIO Muchos lo recuerdan por su canción Polvo Enamorado, que cantó José José, otros por sus libros como Última Llamada, y algunos por su personalidad alegre, por sus artículos diarios publicados en periódicos como El Mañana de Nuevo Laredo, o Excelsior, o por sus amistades con Luis Donaldo Colosio o la Doña María Félix. Hace 100 años, Nuevo Laredo vio nacer al escritor Mauricio González de la Garza Para celebrar el centenario de su natalicio, El Mañana de Nuevo Laredo comparte algunos de los editoriales escritos por Mauricio González de la Garza. El doctor Mauricio González de la Garza nació el 6 de octubre de 1923 y falleció el 2 de julio de 1996.

Escrito en OPINIÓN el

(Fragmento de la introducción a la tesis y al libro Walt Whitman, de Mauricio González de la Garza)

Walt Whitman habló siempre de sí llamándose y diciéndose el poeta de la democracia. Y así como él se cantó, de la misma manera una ininterrumpida sucesión de escritores (unos muy ilustres y otros no tanto) lo han considerado y glorificado como el portavoz genuino de la democracia. Su pensamiento -salvo raras excepciones- lo mismo en Estados Unidos que en Nicaragua, en Rusia que en México, se ha venido interpretando como el pensar por excelencia de la democracia.

Sin el menor intento de escamotearle la grandeza que le corresponde a Walt Whitman como un poeta innovador, como el poeta del optimismo de los Estados Unidos; sin dejar de reconocer el poderoso impacto de su obra y de su persona en el mundo de las letras, la tesis se propone presentar un aspecto que difiere con la manera tradicional de interpretar su pensamiento. La idea de la democracia de Whitman, después de nuestra investigación, reveló a un pensador preocupado no por todos los hombres y las mujeres de la tierra, como se ha venido diciendo, sino a un hombre que cantaba la grandeza y el futuro poderío de su pueblo y- de su raza, sobre los demás pueblos de la tierra.

En última instancia ni siquiera resultó ser el poeta del pueblo de los Estados Unidos. Se ve, sí, que él quería demostrar que lo era, pero en el fondo Whitman no tenía ningún mensaje para el hombre que estaba en conflicto de sus impulsos individuales y sus deberes sociales. Él habla de lo divino del hombre, pero no señala el camino de lo primitivo a lo divino.

Y es que para Whitman, a pesar de todo lo que en palabras dice sobre la libertad, la fraternidad y la igualdad, nunca llega a sentirlas como realidades posibles fuera de su yo. Para él son leyes mágicas que sus recursos poéticos le permiten cantar, pero desconoce las fórmulas de su aplicación. Ante las ideas de igualdad, libertad y solidaridad, Whitman adopta una postura hierática, como la de un hombre primitivo en la presencia de su dios o de su espíritu tutelar. En el fondo él se vive como él único americano libre, y al parecer su misión queda cumplida al confesarlo.