Se anda yendo Cabeza de Vaca y a los maestros prácticamente les está diciendo -como cuando se sube al camión- “el de atrás paga”, pues se habla de cerca de 80 millones de pesos en sueldos y bonos que se adeudan a miles de docentes tamaulipecos a días de concluir su sexenio, dejando otra carga al gobierno entrante, así como dicen los abogados, con alevosía y ventaja.
De alguna manera, la presunta influencia que tiene sobre la Sección 30 del sindicato, hacen que el panista se confíe en que no se haga tanto escándalo al respecto, pero este gremio ya está entrado en la renovación de la directiva, que esta vez tendrá una dinámica de votación por urnas en lugar de la acostumbrada asamblea, razón por la que se cree que Cabeza de Vaca podría intervenir para mantener a alguien de su confianza en dicho gremio.
Este mismo fenómeno, se está viendo en otros gremios, dependencias y/o rubros en los que pretende tener una influenza transexenal, todo para tratar de hacerle la vida de cuadritos a Américo Villarreal, y aunque al principio podría haber algo de eso, no es algo que pueda realmente fructificar, pues con su salida se acaba también ese acceso al erario que es con el que ha mantenido los engranes de la maquinaria panista, pero una vez que se le acabe ese “combustible”, se cae toda la estructura.
Américo tendrá mucho que barrer a la entrada, tal vez como se dice popularmente, así como en las escaleras, de arriba hacia abajo.