Guerra jurídica, traducción de la palabra inglesa “lawfare”, creada para referirse al ataque contra oponentes utilizando indebidamente los procedimientos legales, para dar apariencia de legalidad. Ese es la descripción que nos ofrece Wikipedia; sin embargo existe un libro de la escritora española Arantxa Tirado Sánchez titulado: EL LAWFARE, Golpes de estado en nombre de la ley. Una lectura imperdible para todos aquellos que gustan de estos menesteres, de leer entre líneas o de entender cómo funciona este animal al que llamamos política.
Quiero irme a su autodescripción para que entendamos un poco este texto y también entender qué es lo que pasa en Tamaulipas, cito textualmente: Para cambiar la correlación de fuerzas ha entrado en escena el lawfare o guerra judicial, un mecanismo aparentemente democrático y ajustado a derecho, por el que socavar el poder, la imagen y las posibilidades de reelección de los líderes de la izquierda.
Poco se habla, sin embargo, del origen del lawfare como una estrategia de carácter militar, encuadrada en una guerra de amplio espectro, hoy denominada guerra híbrida, que busca, mediante la combinación de operaciones judiciales, mediáticas, políticas o económicas, la reconfiguración de la geopolítica hemisférica.
Si en décadas precedentes los golpes de Estado clásicos sirvieron para impedir que la izquierda gobernante desplegara su agenda política desde las instituciones o, incluso, llegara a ocuparlas, hoy el lawfare ejerce una misma función, pero amparándose en la legalidad y manteniendo las apariencias democráticas. Asistimos, entonces, a la paradójica demolición del Estado de derecho en nombre de la ley.
¿Les suena conocida la forma de actuar? El partido (aún) en el poder logró minar la representación mayoritaria que Morena adquirió mediante el voto popular.
Obviamente, habrá quien diga que todas las acciones que han realizado están dentro de la ley, pues sí, lo están, pero de eso a que sea algo moralmente correcto, dista mucho, pero aquí no se trata de juzgar moralidades, pues los inmorales son los diputados y el presidente municipal que se prestó y se prestaron a consolidar esta estrategia.
Dice el libro: “como sojuzgar de forma aparentemente legal a quienes se salen del camino…”. Pues así es como de la misma manera tratarán de minar al próximo gobierno que (aunque se nieguen a reconocerlo) será encabezado por el doctor Américo Villarreal.
De hecho, los del bando azul pueden sentir que van ganando, pero esta estrategia coexiste con el poder, al acabarse esta administración, no quedará fuente (de financiamiento) que la haga resistir.
Históricamente, al haber cambio de poderes, la baraja se vuelve a repartir, los que mandaban ya no mandan y los que eran espectadores, en algunos casos toman protagonismo.
Así pasará en Tamaulipas a partir de octubre próximo; sin embargo, el entramado político que se enquistó muy bien seguirá tratando de hacer un golpe de estado democrático.
Los que están por entrar deberán de hacer uso de las mejores estrategias para contrarrestar este mecanismo.
Necesitarán sumar a las mejores mujeres y a los mejores hombres, a gente que no tenga miedo y a personas con una alta ambición, pero no de poder o de dinero, ambición de transformar esta tierra que aún tiene mucho para dar.
No dudo que en esta nueva configuración del poder en Tamaulipas exista quien sea fiel al pasado, pero lo que deberían de ser, es ser fieles al presente y al futuro de nuestro estado; y en ese tenor ayudar al próximo gobierno a acomodar bien las cosas para el bien de todos.
El lawfare es una de las muchas cosas que van a seguir implementando. La lucha se dará en todos los frentes, no se asuste, amable lector, si cada vez pasan más cosas raras o nunca antes vistas. Esto apenas empieza.
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Santiago Nieto hizo temblar a muchos cuando su posible fichaje era un rumor, pero ahora que es una realidad, ¿habrá hecho temblar a todos?
Lawfare
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