En la carretera Monterrey-Nuevo Laredo, cerca del viejo aeropuerto, las tiendas de conveniencia estaban abiertas, pero este fin de semana no había café; tampoco alimentos frescos. La razón es que no hay agua.
En varias gasolineras, los sanitarios están cerrados al público. Tampoco hay agua.
El fin de semana, negocios del Centro Histórico abrieron, pero muchos usaban el agua indispensable para sus empleados, como zapaterías o tiendas de ropa.
Como ya se sabe, la fuente a Neptuno, en la Macroplaza, está seca, lo mismo que la fuente frente al Palacio del Estado.
Sin embargo, hay lugares que sí tienen agua, porque la almacenan en cisternas, como hoteles, que incluyen entre sus servicios las albercas que siguen abiertas para los huéspedes.
En las calles, las personas hacen bromas, de quién se bañó, o que cómo le hicieron para reunir agua en la madrugada.
“No es la sequía, es el saqueo”, se lee en volantes pegados en postes y puertas en calles del Barrio Antiguo.
Los habitantes de Monterrey saben que otras ciudades padecen la falta de agua, pero parece que a ellos les tocó la peor parte… de momento.
Nosotros estamos muy cerca de Monterrey. Vivimos es una zona semiárida, con escasas lluvias en el año.
Los Laredos y Monterrey son zonas en las que hay escasez de agua.
¿Cuál es el plan para tener agua disponible para la población y las actividades económicas en los próximos 10, 20 ó 50 años en Nuevo Laredo?
¡Aguas! Hay que tener cuidado, porque pueden intentar privatizar el agua, con el cuento de que hace falta que empresarios administren el suministro, como ocurrió en Veracruz. Ahora los porteños pagan por un mal servicio a una empresa española, que es la que se quedó con el jugoso negocio de la venta del líquido.
También debemos vigilar a los que administran el agua en los tres niveles de gobierno. Que sean gente capaz y con planes y visión a largo plazo.
¡Aguas! No es la sequía el problema más grave, es el saqueo, nos advierten los regios.
Algo han de saber, pues también les han tocado malos gobiernos.
¿Usted qué opina?