En 1940 Charlie Chaplin dirige, actúa y escribe el guion de la película de mayor éxito comercial en su carrera: El gran dictador. Esta fue una crítica feroz contra la tiranía del nazismo, el antisemitismo y contra cualquier dictadura. En el momento de su estreno, Estados unidos aún no entraba en guerra, pero Chaplin fue visionario al saber la atrocidad que se avecinaba y decidió expresarlo en esta obra maestra.
En la película, Charlie Chaplin actúa como un dictador que por error es encarcelado por sus propias tropas en un campo de concentración, también actúa como un barbero judío perseguido y, que por su gran parecido con el dictador, toma su lugar. Es la historia de un hombre que ocupa una posición de poder, desplaza al que estaba antes y usa el espacio para llamar a la reflexión y tratar de recomponer el camino de su predecesor. Eso es lo que se supone que en la vida real hacen los políticos, hacer mejor las cosas que su antecesor.
En Tamaulipas estamos viviendo cosas nunca antes vistas, cosas que harían que nuestros anteriores gobernantes se quedaran con la boca abierta. Por primera vez en la historia, un gobernador no reconoce el triunfo de un candidato a sucederlo, y no sólo eso, actúa como si el 1 de octubre (fecha del cambio de poderes), nunca fuese a llegar. Durante mucho tiempo persiguió opositores, les inventó cargos y los exilió fuera del país, sí, como si se tratara de campos de concentración. Creó su propia policía política, mandó poner en todos lados su marca (sólo que esta era una cabeza de vaca y no una esvástica), estableció su propio saludo que lo identificaba, una especie de nazi salute, algo así como formar unos cuernos con los dedos de la mano, y así un sinfín de cosas y simbolismos, de esos que les encantan a los dictadores.
Los ciudadanos de Tamaulipas no pueden y no deben normalizar el actuar de los que aún gobiernan el estado. Y los que están por salir deberían entender que en las democracias se pierde y se gana, así llegaron ellos, y así sacaron a los que estaban.
Chaplin recita en su película un discurso que parecieran ser las palabras que hoy necesitan escuchar todos, lea usted amable lector este extracto y juzgue usted si me equivoco:
“A los que puedan oírme, les digo: no desesperen. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará. Y caerán los dictadores. Y el poder que le quitaron al pueblo, se le reintegrará al pueblo. Y así, mientras el hombre exista, la libertad no perecerá…”
Vivimos en un estado lastimado, ofendido y cansado de violencia. ¿No se han dado cuenta de eso? ¿Siguen sin entender que aquí no quieren dictadores?, ni buenos, ni malos, ni grandes ni pequeños. Tamaulipas deseaba un líder, no un niño que hace berrinches cuando pierde. La ciudadanía quiere a alguien que así como le abrieron la puerta para entrar, que se vaya cuando le abren la puerta para salir.
Reenviado
En política todo tiene arreglo, lo que hizo el PAN en el Congreso de Tamaulipas tendrá reversa en el próximo periodo de sesiones. Lo que hacen hoy estos diputados sólo es quedar bien con los que no se han ido. Cuando se vayan, las cosas cambiarán de forma abismal. Al tiempo.
El gran dictador
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