DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Emprendedores gringos

Escrito en OPINIÓN el

Dos norteamericanos, socios el uno del otro, viajaron a México. Querían poner un negocio de bungee, ese riesgoso juego que consiste en lanzarse desde una elevada estructura atado a una cuerda elástica. Buscaron un pequeño pueblo, y en la plaza empezaron a levantar la torre. Una multitud de curiosos se reunió a observar la extraña obra. Cuando la estructura estuvo terminada uno de los americanos se fue a la fonda a descansar, y el otro se quedó a cuidar las instalaciones. Había tanta gente, sin embargo, que decidió dar la primera demostración saltando él mismo. Una hora después llegó a la fonda. Su compañero se espantó al verlo: iba lleno de cardenales y chichones, sangraba profusamente por nariz y boca y traía dos o tres costillas rotas. “¿Qué te sucedió?” -le preguntó espantado. “Salté de la torre” -respondió con voz feble el infeliz. “¿Y la cuerda estaba demasiado larga? -inquirió el otro lleno de alarma-. ¿Te golpeaste contra el suelo?”. “No -contestó el lacerado-. Pero dime: ¿qué demonios es una piñata?”… Pirulina, muchacha pizpireta, fue a confesarse con el padre Arsilio. “Me acuso, padre -le dice- de que todas las noches cometo pecado de ira”. “Feo pecado es ése, hija -la amonesta el bondadoso sacerdote-. La ira no sólo es una mala pasión del alma: es también un pecado capital. Refrena tu cólera y enojo, especialmente por la noche, pues sus efectos perturbarán tu sueño”. “Perdone, señor cura -aclara Pirulina-. Me interrumpió usted. Todas las noches cometo pecado de ira: de ir a la cama con Pedro, con Juan, con Luis, etcétera”… La esposa de Empédocles le reclama con indignación: “-¡Tu borrachera dura ya seis días! ¡Eso no lo voy a consentir!”. Responde Empédocles: “-Me la voy a cortar”. “-¡Oye, no! -se asusta lo mujer-. ¡Lo único que quiero es que ya no tomes!”… Babalucas se consiguió un trabajo que consistía en cavar zanjas. Lo pusieron junto a un chaparrito muy jalador. A media jornada llega el capataz, compara el trabajo de los dos y dice a Babalucas: “-No te estás esforzando lo suficiente. El chaparro ha escarbado mucho más que tú”. “-¡Caón! -protesta muy enojado Babalucas-. ¡Pos es que él tiene el suelo más cerca que yo!”… La más original manera de pedir “aquellito” se debe a Pitoc, salaz piel roja. Le dijo con untuosa labia a una linda doncella india: “Dime, Rayo de Luna: ¿no quieres colaborar para que no sea yo el último de los mohicanos?”… Aquel matrimonio era muy religioso, y tenía por toda la casa letreros con frases tomadas de la Biblia. Un día la criada anuncia su decisión de irse de la casa. “-¿Por qué?” -pregunta la señora-. “-Es que no puedo pasarme todas las noches esperando” -dice la muchacha-. “-¿Esperando qué?” -pregunta de nuevo la señora-. “-Lo que dice el letrero que está sobre mi cama” -responde la criadita-. La señora va a ver el letrero. Decía: “Prepárate, porque no sabes cuándo vendrá el Señor”… En cierta ciudad mexicana se hizo una subasta de muebles a fin de recaudar fondos para obras de caridad. Como subastador fue invitado un experto español recién llegado a México. Fueron sacados a subasta un comedor Reina Ana, una sala Luis XV, un bargueño colonial, una gran cama Hepplewhite y una silla Chippendale. En seguida anuncia el subastador con voz sonora: “-¡Y ahora, señoras y señores, voy a rematar un burro cojonudo!”. Estupefacción general entre la concurrencia. La organizadora de la subasta se acerca apresuradamente al hombre y le dice llena de sobresalto. “-¿Cómo que un burro cojonudo? ¡Esta es una subasta de muebles ¿De dónde sacó usted eso del burro cojonudo?”. El español se acomoda los lentes, se acerca bien a los ojos la lista de artículos y dice: “-Ah, sí. Perdón; me equivoqué. Va de nuevo. ¡Y ahora, señoras y señores, voy a rematar un buró con dos grandes cajones!”… FIN.
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