Nuevo Laredo, como la mayoría de las ciudades modernas, tiene una población de adultos mayores que se ha incrementado proporcionalmente.
De acuerdo al último censo de 2020, hay 4 mil 553 mujeres mayores de 75 años y 3 mil 276 hombres, para un total de 7 mil 829 adultos. Sin embargo, si extendemos el rango y medimos la población mayor de 60 años, hay más de 14 mil hombres y 19 mil mujeres. En este total, alrededor de 34 mil.
Es una población bastante grande, y que regularmente requiere atención médica especial.
El economista Alberto de León Casso platicaba ayer con el médico neolaredense Raúl Rodela, quien quizá es el único geriatra en todo Nuevo Laredo.
Es increíble que una ciudad con más de medio millón de habitantes carezca de especialistas geriatras, considerando la cantidad de personas mayores que requieren sus servicios.
Es un error creer que otros especialistas puede suplir al geriatra, explicaba Rodela, porque si un adulto mayor va con un cardiólogo y lo receta, y luego va con un endocrinólogo para otro problema, y lo receta, y luego necesita ir con un médico general, y lo receta, es evidente que hace falta de alguien que orqueste o coordine el tratamiento.
En España también se vive este problema. “Interacciones entre medicamentos prescritos por especialistas, sobremedicación o atención no adaptada a la edad. Todos estos problemas, recurrentes para muchas personas mayores se deben, en cierta medida, a la falta de personal médico especializado en nuestro sistema de salud.
Al menos así lo entiende el exdirector de residencias y coordinador del grupo de Psicología del Envejecimiento de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, Juan Castilla.
Es urgente en Nuevo Laredo que nuestros adultos mayores, nuestros padres y abuelos, tengan una atención médica decente, adecuada, humana y sensible a su edad.
Los hospitales de Nuevo Laredo deberían incluir un área de geriatría, con especialistas en adultos mayores y geriatras que los atiendan adecuadamente.
Si no actuamos, tarde o temprano pagaremos las consecuencias, porque invariablemente, la mayoría de nosotros llegará a ser -o ya lo somos- también un adulto mayor.
¿Usted que opina?