La crisis del agua ya se tornó tan grave como la que se vivió en Nuevo Laredo después de la helada del 15 de febrero y la tormenta del 17 de mayo, ambos del 2021.
Obviamente las botellas de agua se han vuelto demasiado codiciadas, aunque aún no llegan al punto de agotarse, pues en cuanto se vacían los estantes, hay aún en existencia para surtir; además, algunos laredenses están optando por acudir al lado mexicano para comprar agua.
Mientras tanto, las escuelas ubicadas en el cuadrante afectado debieron suspender clases al menos por hoy y hasta que se resuelva esa crisis del agua.
Sin duda Laredo tiene que pensar en invertir en este tema, incluso antes que el parque binacional, pues de entrada supone un tema de salud, especialmente luego de que esta semana se convirtiera en toda una contingencia para más de 38 mil hogares que se traducen fácilmente en más de 100 mil personas sin agua, curiosamente en el sector menos privilegiado de la ciudad.
La delegación de transporte público anda con el tema de la revista mecánica, pero todo indica que algo no anda muy bien, pues ayer por la tarde un camión urbano comenzó a echar humo luego de que le tronaran las balatas en plena ruta.
Eso de que ‘algo no anda muy bien’ es meramente sarcástico (si es que no se notó), pues basta ver el parque vehicular que está para llorar, con camiones urbanos del ‘año del caldo’ que por obvias razones van a fallar con frecuencia, eso sin contar el tremendo daño al medio ambiente.
Cabeza de Vaca, fiel a su estilo, ahora va contra el presidente municipal victorense Eduardo Gattas, a quien le quiere atribuir todo lo que su imaginación le dictó y no lo que le pueda comprobar, pues como es usual, parece estar utilizando de nueva cuenta al aparato gubernamental a su alcance para esto que es a todas luces otra persecución política.