La venta de “las actividades de consumo” de Banamex era conocida por el gobierno mexicano. Ojalá no se trate de una mera toma de nota. El gobierno ya ha dicho que la Secretaría de Hacienda cuidará esa operación desde el punto de vista financiero y fiscal.
Ya sabemos, por el momento en que Citi adquirió Banamex, cómo se las gasta esa inmensa corporación internacional para extraer ganancias no sólo de su actividad financiera y bancaria, sino también del fisco mexicano, cuando el gobierno en funciones está al servicio de los banqueros, como ocurrió con Salinas o sus secuaces Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto.
El gobierno de la 4T debiera buscar la forma de adquirir Banamex y empezar así a modificar el negro panorama financiero privado que padece México. El apellido “Nacional” que continúa portando ese banco, debe readquirir su sentido: institución del Estado.
La brutal imposición neoliberal que significó la implantación del sector financiero como cúpula líder del capital a escala global, le permitió decretar reglas draconianas de su operación, alcanzar ganancias sin precedente, incluso en tiempos de bajas en la actividad económica y aun de caídas de las ganancias en los sectores productivos, prácticamente en cualquier país.
Los 12 Bancos de la Reserva regionales que integran la Fed son la voz que decide. Esas instituciones regionales son formadas por bancos privados. Así, una pirámide de intereses financieros privados definen sus propias reglas.
El economista británico Michael Roberts ha calculado la trayectoria de las ganancias del sector financiero de Estados Unidos, como proporción de las ganancias del capital en todos los sectores. Escribe: “Las ganancias del sector financiero… se han disparado como porcentaje de las ganancias totales en EU, particularmente desde la década de 1990. Esto ha sido impulsado por las inyecciones de la Reserva Federal de crédito de coste casi nulo a los bancos e instituciones financieras, lo que les permite especular en los mercados financieros y obtener ingresos netos por intereses y enormes comisiones”.
En 1950, las ganancias del sector financiero de EU como proporción de las ganancias de todas las empresas fue de 5 por ciento. Con los años dorados de la economía de EU y, en general, de la economía mundial, esa proporción llegó a 11 por ciento en 1985. Vino entonces el declive del crecimiento, la estanflación y la gran inestabilidad de fines de los años 1980: la proporción referida cayó en 1985/87 hasta 7 por ciento de las ganancias totales. Pero llegó el tiempo del gran ajuste y la implantación de la globalización neoliberal draconiana y esa proporción alcanzó 23.1 por ciento en 2020. “El aumento en la participación de las ganancias del sector financiero desde 2014 y particularmente en el año del Covid, 2020, ha sido asombroso”, escribe Roberts.
No hay un cálculo así para la economía mexicana, pero puede suponerse que todo ha sido peor: las ganancias de los bancos debieron ser proporcionalmente mayores, dada la fuerza de esas instituciones frente a gobiernos neoliberales exiguos, como los de México, que les han regalado dineros de los impuestos de los mexicanos, sin contar las rapaces cuanto fabulosas ganancias extraídas del Fobaproa, dinero exprimido a los mexicanos.
Otra vía por la cual los bancos esquilman los recursos fiscales es sirviendo de vía a sus clientes millonarios, para la fuga de ganancias y dineros malhabidos, hacia los paraísos fiscales.
Que le ha ido muy bien a Citi en México, lo dijo a las claras –con lenguaje sibilino– Mark Mason, su director financiero: “Viendo cómo podemos extraer el mayor valor a nuestra franquicia por medio de nuestra estrategia, no hay ningún tema de costos. México es una gran franquicia de consumo con muy buenos retornos, creemos que tiene un gran valor”.
El capital dinero es de suyo improductivo. Guarde el banquero el dinero ajeno (de los depositantes) en sus arcas, y espere: no se modificará su monto. Necesita ese capital salir de ahí, e ir al sector productivo donde se genera ingreso en forma de ganancias, una parte (creciente) de las cuales van al bolsillo del banquero. El dinero (ajeno) establece un derecho al banquero por el cual dispone de una parte de los ingresos de los demás, sin hacer nada. De igual forma, los banqueros crean dinero mediante la operación de crédito, y extraen ganancias –en forma de intereses–, de empresas y particulares, así: sin hacer nada; pero son parte aventajada del 1%.
Por todo ello, el servicio de intermediación y de crédito a la producción y al consumo de las personas, tendría obligadamente que ser un servicio público, en todo el mundo, con una tasa de interés calculada para el mantenimiento de su operación: instalaciones y trabajadores.
El gobierno de la 4T podría adquirir Banamex: recursos propios, crédito de Nacional Financiera, un cálculo expreso sobre ganancias futuras. Después de lo cual el banco disminuiría su tasa de interés al costo de operación del servicio. Sí se puede.
Banamex
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