En Austin y la Isla del Padre están construyendo las ciudades del futuro, pero en Nuevo Laredo instalar un elevador es motivo de que asistan todas las autoridades municipales y convoquen a la prensa para inaugurarlo, como si fuera una obra revolucionaria.
El presupuesto de Nuevo Laredo -usándose de forma eficiente- daría para hacer una ciudad sumamente vanguardista, pero esa falta de voluntad política, que se traduce en el enriquecimiento de los funcionarios municipales -de primer nivel- en turno, no permite el avance que realmente podría tener.
Tal vez sería difícil ponernos al nivel de Austin, siendo realistas, pero sin duda daría obras suficientemente relevantes como para no tener que hacer un evento inaugural de un elevador, en este caso nos referimos específicamente al que instalaron en una biblioteca de la localidad, que por cierto cobraron a sobreprecio, pero esa es otra historia.
Justo a días de arrancar las campañas para renovar la alcaldía, el Ayuntamiento comenzó a bachear todo lo que Rivas no hizo en cinco años, claro, esto al “ahí se va”, pues realmente no se está dando una solución de fondo, sino para “taparle el ojo al macho”, pues esas labores se están haciendo al vapor, por lo que en la primera lluvia se van a desmoronar, tal y como ocurrió cuando bachearon unos días antes de la llegada de AMLO a la ciudad, pues lo hicieron tan superficialmente, que sucumbió a la primera humedad.
La veda electoral se convirtió en la mejor excusa de los funcionarios públicos para guardar silencio respecto a los temas que les incomodan.
De manera general debemos entender que la veda electoral no es otra cosa que evitar la promoción de las acciones de gobierno, para efectos de dar “piso parejo” a los candidatos en el marco de las elecciones, pero esto no prohíbe responder cuestionamientos o proveer información a solicitud expresa, de estadísticas y otra clase de datos, siempre y cuando no vayan en el sentido del proselitismo.
Los neolaredenses vivimos calores que rondan y hasta superan los 40 grados todos los años, algo que para los residentes del centro y sur del país, resulta inconcebible; ayer, volvimos a ese ambiente tan drástico.
En esas condiciones, todo se vuelve más tedioso, pues así baje uno fresco del auto para dirigirse al interior de un domicilio climatizado, esos breves momentos de exposición a la intemperie son suficientes para sudar la gota gorda.
Esta vez, con el tema del Covid-19, ha derivado en que algunas personas que se exponen al drástico clima, les sea negada la entrada a ciertos lugares en donde la medición de la temperatura es un requisito al ingresar; sin embargo, usualmente no se trata de que realmente tengan síntomas de una fiebre.
Aunado a esto, el paso de un lugar con aire acondicionado al intenso calor y viceversa, está trayendo consigo una serie de resfríos.