La conexión entre el Día de las Madres y Pastelería Jardín es mucho más que una coincidencia en el calendario: es una historia tejida con harina, esfuerzo y cariño desde hace más de treinta años.
En cada rebanada de pastel entregada cada 10 de mayo, esta pastelería local revive una tradición profundamente ligada a la identidad de Nuevo Laredo, consolidándose como referente indispensable en esa fecha tan entrañable.
Pastelería Jardín, el sabor que une generaciones
Ana Imelda Recio Chavarría, fundadora de este negocio familiar, recuerda cómo en 1993 se gestó la primera gran producción desde su hogar.
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Con solo una estufa doméstica y una batidora manual, logró cumplir un pedido que parecía imposible: más de cien pasteles para trabajadoras de una maquiladora, la misma donde laboraba su esposo.
La mayoría de los encargos eran de plátano con piña, y aunque el día terminó en agotamiento, también marcó el nacimiento de un sueño que no ha dejado de crecer.
A través de las redes sociales de la empresa, la propietaria ha compartido cómo el vínculo con el 10 de mayo ha sido constante, transformándose en el día más especial del año para el equipo.
Emociones y recuerdos
Con emoción y gratitud, menciona que ese día no solo se hornean pasteles, sino también emociones y recuerdos compartidos.
Hoy, la pastelería continúa siendo un símbolo de confianza para cientos de familias que año con año eligen sus sabores para honrar a mamá.
Bajo un lema que resuena en cada publicación digital, “detrás de cada pastel hay dedicación y amor”, la marca refuerza su presencia entre quienes buscan un bonito recuerdo para celebrar.
Y así, una fecha emblemática como el Día de las Madres no podría entenderse en esta ciudad sin la calidez y el sabor de Pastelería Jardín.