José , de 65 años , quien vive en la plaza Insurgentes, y duerme dentro del kiosco, fue uno de los primeros en llegar al punto de reunión con los integrantes de la iglesia Templo La Gracia, en busca de un taco caliente, pero también de apoyo espiritual.
Con nostalgia platicó que no tiene un hogar. Explicó que fue deportado de Estados Unidos tras una infracción, lo que provocó que perdiera contacto con su familia.
Al no tener a nadie en México, cayó en el alcoholismo y terminó viviendo en situación de calle. “Es muy difícil llegar a una ciudad en la que no conoces a nadie, en la que no creciste, en un país, que aunque tienen raíces familiares, no sabes donde están. Yo le doy gracias a los hermanos de las iglesias que acuden a las plazas públicas para brindarnos alimento y palabras de aliento”, compartió.
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Como parte de su labor social y comunitaria, la iglesia Templo La Gracia continúa ofreciendo alimento y acompañamiento espiritual a personas en situación de vulnerabilidad en distintos espacios públicos de la ciudad, principalmente a personas sin hogar y transeúntes.
Simón Fernández, representante de la congregación, comentó que la actividad se ha realizado desde hace ya más de 10 años, llevando un poco de comida caliente y apoyo espiritual. Dijo que este programa se retoma con la intención de llevarse a cabo los sábados, principalmente en una plaza pública y, posteriormente, también frente al Hospital del Seguro Social, alternando ambas sedes.
Por su parte, Rosa Martínez, coordinadora del centro comunitario de esta iglesia, explicó que muchas de las personas que acuden a estas jornadas carecen de un hogar o de un lugar donde preparar alimentos, por lo que se busca atender tanto sus necesidades básicas como su bienestar espiritual.
Los integrantes de la iglesia compartieron un platillo casero consistente en guisado de pollo con repollo, papas, arroz, frijoles, tortillas y salsa, preparado por esta comunidad. Destacaron que el objetivo de la iniciativa va más allá de la entrega de comida, ya que también se busca brindar apoyo espiritual, compartir la palabra y generar un espacio de acompañamiento para quienes atraviesan situaciones difíciles.
Comentaron que las actividades se reanudarán de manera formal el primer sábado de enero, bajo una dinámica de fines de semana alternados. Señalaron que, en la mayoría de los casos, las personas que acuden a estas jornadas se retiran con un ánimo distinto y un mensaje de esperanza.
