En el corazón del centro histórico de Nuevo Laredo se alza el Banco Longoria, un edificio que conserva en sus muros el pulso de una ciudad que se transformó con el paso del siglo XX.
Su presencia imponente recuerda la importancia de preservar las raíces urbanas y la memoria arquitectónica de la frontera norte.
Banco Longoria, el edificio más bonito de Nuevo Laredo
El edificio fue levantado en 1929 bajo el encargo del empresario Octaviano Librado Longoria, el inmueble fue concebido como símbolo de solidez y confianza en una etapa marcada por la recuperación económica tras la Revolución Mexicana.
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El proyecto fue diseñado por John M. Marriot, arquitecto de San Antonio, Texas, cuya influencia estadounidense otorgó al edificio una estética refinada y funcional.
Su fachada de piedra caliza proveniente de Indiana y sus interiores decorados con mármol y ventanales de bronce revelan una atención minuciosa al detalle.
Las columnas monumentales que enmarcan su acceso principal, únicas en la región, refuerzan su carácter de obra maestra neoclásica. En su interior, águilas ornamentales custodian discretamente los rincones del recinto, como guardianas de la historia local.
Edificio activo
Durante décadas, el Banco Longoria fue una institución clave en el desarrollo financiero y comercial de Nuevo Laredo. Alcanzó a contar con decenas de sucursales en el país y fue considerado uno de los bancos más relevantes del norte mexicano.
Hoy, aunque su función ha cambiado, el edificio continúa activo al albergar oficinas de gobierno, conservando así su vitalidad en el tejido urbano.
El Banco Longoria permanece como un testimonio vivo de la elegancia, el progreso y la identidad de Nuevo Laredo, un auténtico tesoro arquitectónico que sigue inspirando orgullo y admiración entre quienes recorren sus calles.
