En poco más de cuatro meses y medio, el río Bravo ha cobrado la vida de cinco personas, todas ellas migrantes que intentaban cruzar ilegalmente a Estados Unidos.
Comparado con los primeros tres meses de 2023, donde no se recuperó ningún cuerpo de migrantes, la cifra de este año superó a la del año pasado, según estadísticas de Protección Civil.
En 2022 murieron en el río Bravo 10 migrantes; en 2021, la cifra fue de 20; en 2020 fueron 13 las víctimas; e igualaron las de 2019, antes de la pandemia por Covid-19.
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En los cinco casos de este año, tres de las víctimas del río permanecen sin identificar y dos son migrantes guatemaltecos, que traían documentación entre sus ropas.
El primer caso fue el pasado 11 de febrero, cuando se recuperó el cuerpo -ya en estado de descomposición- de Elfido González Díaz, de 32 años, de Chiquimula, Guatemala.
Días después, el 18 de febrero, se recuperó el cadáver de José Luis Espinoza López, de 24 años; su cuerpo ya estaba en estado de putrefacción.
En reiteradas ocasiones, Protección Civil ha hecho un llamado a los migrantes para que no se arriesguen a cruzar el río Bravo, ya que es un río muy peligroso y con una fuerte corriente.