HISTORIAS DE LA FRONTERA

Las cantinas más emblemáticas de Nuevo Laredo; varias se resisten al paso del tiempo

En las calles de Nuevo Laredo, estos bares no solo te ofrecen algo para tomar, son centros de reunión para disfrutar con los amigos de toda la vida una 'chela' bien fría o una bebida de la casa, en un ambiente relajado.

Las cantinas de Nuevo Laredo.
Las cantinas de Nuevo Laredo.Créditos: Internet
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Las cantinas emblemáticas de Nuevo Laredo han sido testigos del paso del tiempo, algunas cerrando sus puertas y otras resistiendo, manteniendo su esencia.

Estos lugares no solo ofrecían bebidas, sino que se convertían en centros de reunión para disfrutar de una cerveza fría o una especialidad local en un ambiente relajado.

Las cantinas más emblemáticas de Nuevo Laredo

Algunos nombres como el “Jockey Club”, “Pedro Primero”, “Brujas” o “El Túnel” son parte de la memoria colectiva. Cantinas como “La Herradura”, “El Gusano”, “La Montera” y muchas más destacaron durante los años 80 y 90, especialmente aquellas ubicadas en pleno centro de la ciudad.

Sin embargo, otros bares más pequeños, las “cantinas de barrio”, fueron los lugares donde la comunidad local solía reunirse. En estos espacios sencillos, con pocas mesas pero una amplia barra, los vecinos compartían largas horas de conversación, dominó, y bebidas, aprovechando los horarios extendidos de antaño.

“Vaquera”, una de las cantinas más tradicionales, era conocida por ser el refugio de carpinteros, propiedad de Don Bernardino Vaquera, líder de este gremio.

Aquí, los clientes pasaban las tardes jugando y socializando. Otro ejemplo es la “Bellas Artes”, con su distintiva puerta de cantina, que transportaba a los visitantes a otra época.

A pesar de que muchas de estas cantinas han desaparecido, aún existen algunas que se mantienen. “El Torito”, abierto desde 1942, es uno de esos lugares que conserva su tradición, ofreciendo clamatos preparados y noches de música en vivo.

Por su parte, “El Taurino” y “La Regiomontana” continúan siendo puntos de encuentro para quienes buscan una experiencia más auténtica, mientras que “Loros” sigue atrayendo a los amantes del deporte.

Así, aunque los tiempos han cambiado, algunas cantinas siguen en pie, resistiendo el paso del tiempo, recordándonos la rica tradición de estos lugares que fueron, y aún son, parte de la vida diaria de Nuevo Laredo.