En la esquina de Perú y Comonfort, en la pintoresca colonia Zaragoza, un escenario legendario fue testigo de inolvidables noches de música y baile: El Señorial. Cada domingo se anunciaban en la radio los espectáculos que resonarían en este icónico centro de bailes, marcando así una era dorada para la escena musical de Nuevo Laredo.
Los domingos eran sinónimo de fiesta desbordante. Hasta cuatro conjuntos musicales podían hacer vibrar el lugar al mismo tiempo, creando una experiencia única para los asistentes.
El Señorial, el palacio del 'bailongo'
La asistencia masiva era la norma, y en más de una ocasión, aquellos que llegaban tarde se encontraban con la amarga realidad de tener que conformarse con disfrutar de la música desde afuera, ante la falta de espacio en el bullicioso interior.
La década de los 80's y 90's dejó una huella imborrable en este salón de baile, con la presencia de prácticamente todos los grupos musicales de renombre de la época.
Entre los favoritos, Tropical Panamá, Mister Chivo, Los Barón de Apodaca, Pegasso, Toppaz, Víctor Hugo Ruiz y su grupo Zaaz siempre destacaron, dejando momentos inolvidables entre las paredes de este recinto.
Los bailes comenzaban apenas caía la noche y se extendían hasta la madrugada, convirtiéndose en una tradición para los neolaredenses.
Después de las horas de baile, las calles se llenaban de grupos de personas que, al no contar con transporte, caminaban de regreso a sus hogares, creando estampas que aún permanecen en la memoria colectiva de la ciudad.
Catapulta artística de grupos locales
El lugar también sirvió como escenario de proyección de grupos locales: Movimiento Joven, Casabel y muchos otros, tuvieron la oportunidad de darse a conocer en este foro musical, convirtiendo el recinto en una auténtica cuna de talentos.
A pesar de su impacto y éxito, El Señorial cerró sus puertas a mediados de los 90s, hace ya tres décadas. Sin embargo, su legado vive en el corazón de aquellos que aún recuerdan las noches llenas de música y alegría.
Aunque ahora solo quedan ruinas donde antes reinaba la cumbia y la música regional, las notas musicales que resonaron en El Señorial siguen flotando en el aire, recordándonos una época en la que la ciudad vibraba con la magia de la música en cada rincón.
Tras el cierre de El Señorial, la estafeta de los grandes "bailongos" la recogió El Silverado Rodeo, un nuevo espacio que continuó la tradición musical con una capacidad aún mayor. Lamentablemente este lugar también permanece cerrado.
Sin embargo, a pesar del paso de los años, el espíritu del legendario Señorial persiste, como un eco eterno de las noches de fiesta que marcaron una era inolvidable en Nuevo Laredo.