El 2023 fue un año de récords en meteorología y uno de ellos es el de más días sin lluvias importantes durante los meses en que se registra la canícula, que terminó el 1 de septiembre, es decir, julio y agosto. Esta vez fueron 52 días sin precipitaciones registrables, muy por encima del 2019, cuando fueron 43.
Estadísticas de los Servicios Meteorológicos de México y Estados Unidos y de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) coinciden en que el 2023 fue el año de los récords extremos, especialmente el del periodo más largo de días con temperaturas con más de 40 grados, con 61.
La CILA registró desde 1994 los días con más y menos lluvias y también estadísticas del calor desde entonces, para llevar un registro relacionado con la canícula.
El periodo más largo desde esa fecha para julio y agosto es de 43 días, en el 2019, le sigue el 2011 con 42 y el 2001 con 40. Sin embargo, en los registros ningún año hasta este 2023 se habían registrado en julio y agosto más de 50 días sin lluvias importantes.
Este año, el registro de días sin llover fuerte o registrable se rompió con la llegada de la tormenta tropical Harold, que se dejó sentir sobre los dos Laredos como depresión tropical, los días 22 y 23 de agosto. Por desgracia y según las estadísticas de los servicios meteorológicos, ya habían pasado 52 días con lluvias registrables, es decir, que superaran el milímetro, que es un litro de agua sobre un metro de superficie.
En la última lluvia importante antes del 22 y 23 de agosto, se presentó el 8 de junio, fuera del periodo de julio-agosto, que es precisamente cuando se deja sentir la canícula sobre los dos Laredos.
De acuerdo con el Servicio Meteorológico de México, el periodo de canícula este año comenzó el 24 de julio y terminó el 1 de septiembre. Hubo dos días que se registraron lluvias muy ligeras, pero no fueron suficientes para poderlas medir, uno a principio de julio y otro a finales del mismo mes.
El récord de más días con temperaturas por encima de los 40 grados había estado vigente desde 1998, pero se rompió este año con 61. Además, se establecieron dos marcas de días consecutivos con ese intenso calor, primero con 18, en julio y luego con 20, en agosto.
La combinación de extremo calor y la escasez de lluvia puso al campo contra la pared, pues el agua que captaron las presas a principios de junio, se secó a mitad de julio y los pastizales comenzaron a morir.