Empieza la demolición de Firenze, el antro más emblemático de los años noventas en Nuevo Laredo y con ello, quedarán sepultados los recuerdos de lo que puede considerarse, la generación que tuvo la suerte de disfrutar a plenitud la vida nocturna de Nuevo Laredo.
Cientos de historias, noviazgos, reuniones entre amigos, celebraciones y cumpleaños se dieron en ese lugar, al calor del punchis-punchis, cerveza y los brindis con bebidas y cocteles.
Te podría interesar
La demolición de Firenza
Al ritmo de Ace of Base con su 'All that she wants', Ce Ce Peniston, 2 Unlimited o INI Kamoze, la juventud neolaredense de esa década disfrutaba los fines de semana en sus instalaciones, con su famosa barra libre o conviviendo en su icónica terraza, disfrutando del viento nocturno de los veranos calientes de canícula.
El bar abrió sus puertas en el año 1989 y recibió con todo la pujante década de los 90. En esos años, los neolaredenses esperaban los fines de semana para abordar sus autos con los amigos y recorrer los bares y sitios para bailar de las calles del centro de Nuevo Laredo.
Después, ya entrados en el calor del "dancing", la avenida Colón se ponía pletórica de personas que recorrían la calle haciendo largas filas.
Al salir de allí y retomar la Calle Reforma, el punto obligatorio era la esquina de Obregón y Anáhuac, donde se encontraba el Club Firenze, que apenas abría sus puertas, empezaba a llenarse de gente de los dos laredos, deseosa de descargar la adrenalina al ritmo del pegajoso pop de los noventas... y de su tradicional barra libre.
El lugar contaba con un espacio al aire libre, pero también uno techado, así como el área VIP.
A pesar de que era un lugar con mucha concurrencia, repentinamente, en el año 2003, cerró sus puertas y nunca se volvió a abrir.
Han pasado alrededor de 20 años desde que Firenze dejó de funcionar y hasta el momento no se han abierto nuevos lugares iguales o parecidos.
Tiempo después, otros centros de diversión como Vivant, Señor Frogs, Sombreros también cerraron y las opciones de vida nocturna de la ciudad fueron desapareciendo.
Desde hace 20 años el edificio permanecía como mudo testigo de esa década gloriosa, deteriorándose poco a poco por las inclemencias del tiempo, hasta hoy que empezó la destrucción del lugar,
La demolición del Firenze ya empezó, pero sin duda, lo que seguirá en pie será el buen recuerdo de los "chavos no tan chavos", que disfrutaron una de las mejores épocas de la ciudad en cuanto a bares y centros nocturnos se refiere.