“Vendimos 350 vacas de raza beefmaster y quedaron 110 en el rancho, sin agua en el río Salado, a pesar de tener concesión, no hay riego ni hay comida, ¿pues qué hace uno?, vendimos a unos para darles de comer a otros”, informó Jorge Franco, administrador de un rancho en el Distrito de Riego 04 Don Martín Coahuila Nuevo León.
Los ganaderos venden a sus animales anticipando empiecen a dar muestra de deshidratación, pérdida de masa muscular; en animales de agostadero o en algunos ranchos cercanos a los ejidos Nuevo Camarón, Nuevo Rodríguez y Nuevo Anáhuac van desmejorando, vislumbrando mueran, afectando su economía.
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“El patrón tuvo que vender cierta cantidad de ganado, 18 becerros y cuatro vacas, y mi trabajo es buscar quién le dé mejor precio y busco por fuera, además de tener otros trabajadores; aquí en Ciudad Anáhuac es distinto, el ganado está en pie pero la situación es crítica por el alimento y el agua, con el pago compramos pacas, alimento gallinaza y dejar para la luz de donde sacamos agua”, afirmó el administrador.
Sin precisar el nombre del rancho, el administrador afirmó que en la zona del noreste no hay manera de regar, al estar suspendidos los ciclos de riego hace más de dos años por la falta de precipitaciones; la prioridad es mantener el recurso para consumo humano y los animales pasan a segundo término y se les puede ver desmejorados.
“Nosotros las manejamos como vacas finas de buena calidad, hay suficiente ganado, vendimos becerros y vacas viejas, como decimos, paridoras, para darles de comer, es una inversión”, manifestó.
Explicó que la venta de un becerro de 160 a 200 kilos en pie tiene un costo de 10 mil pesos, pues está entre 48 y 50 pesos el kilo, y la vaca baja el precio hasta 19 a 23 pesos.
“Baja demasiado el precio del kilo por ser vacas viejas, ya no gordas por la situación que está ahorita, y las compran muy baratas y sale igual o un poco más que un becerro”, detalló.
Explicó que las vacas tienen una vez al año los becerros y pueden aguantar doce años o si son de muy baja calidad duran seis o siete años y después van al rastro.
“El detalle es que siempre hay un intermediario aun para mandarlos al rastro, peor aun es la situación para el ganado de agostadero, el campo está seco”.
Reiteró que la sequía severa tiene sus consecuencias, en pleno verano el panorama se vislumbra negro, los animales podrían encalmarse hasta colapsar.
“Es crítico lo que está pasando, tendrás que malbaratar lo que tengas: chivas, borregas, ganado ¿De dónde uno les va a dar de comer o les vas a dar agua? Vendimos para darle de comer a los demás y liquidar pagos pendientes”, finalizó.