EJIDO NUEVO ANÁHUAC

María Elida lucha contra adversidad para mantener casa de sus padres

La vivienda, hecha con troncos de mezquite y huizache, parece que está por caer, pero para María Briseño el deber es conservarla, pues valora el esfuerzo

La mujer ha mantenido la casa de sus padres.
María Elida Briseño García.La mujer ha mantenido la casa de sus padres. Créditos: Sandra Jasso / El Mañana
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“Esta es la casa de mis padres María Demetria García y Felipe Briseño, tengo toda una vida casi desde que se fundó el ejido Nuevo Anáhuac y sigue en pie”, dice María Elida Briseño García habitante del lugar en el Distrito de Riego 04 Don Martín Coahuila-Nuevo León, el último ejido del Distrito de Riego 04.

La vivienda construida con troncos de mezquite y huizache, se niega a colapsar del todo, un lugar que María, de 75 años, y su hermana Ramona, de 73, le tienen un aprecio especial.

Cuenta que desde temprana edad se incorporaron al trabajo rudo del campo, despajando, limpiando acequias y surcos en las hectáreas con un salario de 2 pesos, además de las labores domésticas para moler el nixtamal, llegaba cansada a su casa con sus padres.

“Ellos llegaron antes de que se fundara el ejido, cuando les dieron las labores, eran de aquí y dormían en una carreta porque no tenían casa y en ella se movían; una vida fue este lugar”, recordó la ejidataria que vive acompañada de su esposo Juan Ortegón Rodríguez, con quien está casado hace 60 años.

La vivienda rústica de dos aguas tenía encima algunas láminas que el tiempo se ha encargado de volar y tumbar devolviendo al campo lo que es suyo.

Sostenida en su interior por soportes del mismo material, la vivienda conserva una chimenea y el área donde se cocinaba con leña, algunos bancos de tarima con piso de tierra compactada.

Pese a la simpleza servía para que sus habitantes se protegieran del sol, y la lluvia.

En el exterior los troncos fueron unidos con alambrón por su constructor que se dio la habilidad, dejando ver las uniones por donde se filtra la luz solar, un ejemplo típico de las construcciones de antaño de la región norestense.

“La conservo porque la hizo mi padre, fue mi hogar, pero está cayendo de vieja, yo misma estoy enferma ya, pero ahí está muy cerca de mi casa”, concluyó María Elida Briseño García.