Viajar de México a Estados Unidos por el Puente II implica para muchos usuarios entrar a una tómbola de filas en la que prevalece el desorden por la complacencia de Capufe local, el filtro que se ubica a mitad del cruce y por los abusos de algunas personas que no respetan el lugar de quienes llegaron primero.
Una serie de reportes y quejas enviadas a El Mañana por usuarios del puente, retratan cómo de forma recurrente de las cuatro casetas de Capufe del lado mexicano, usualmente sólo se abren dos y en el mejor de los escenarios, tres; y éstas no siempre coinciden con la fila que llega directo al punto de preinspección a medio puente, situación que para muchos constituye un factor determinante en la problemática.
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"Si uno va por la fila que es para locales en temporada alta -en la extrema izquierda-, resulta que no está abierta la caseta que corresponde a esa línea y cuando uno opta por la fila de en medio, está cerrada esa caseta, entonces lo obligan a uno a meterse a otra de las filas y ahí es donde empieza el desorden, porque tiene uno que estar cambiando de filas en lugar de poder quedarse en una”, detalló Javier, usuario frecuente de dicho cruce.
SIN ORDEN
Para los usuarios, el hecho de que las autoridades encargadas del puente del lado mexicano no actúen para organizar el flujo, deriva en constantes conflictos entre los transeúntes, pues no existe un orden.
"Siempre es lo mismo, no ponen orden, y por eso algunos por las prisas, por desesperados o simplemente por mal educados, se meten a la fila ‘a la brava’ y lo hacen porque nadie les dice nada”, comentó Estela, quien aseguró que observa frecuentemente conflictos en las filas.
Estela detalló que uno de los escenarios que se replican con mayor frecuencia, es que los autos que están en la fila directa para el primer filtro de las autoridades estadounidenses a medio puente, son “rebasados” por otros que utilizan un carril que en años atrás era para el SENTRI, en la extrema derecha del puente que usan como “atajo” para adelantarse a decenas de autos y después incorporarse justo antes de la mitad.
La falta de ética por parte de otros usuarios, comentó, es otro factor que influye en el constante caos que se genera constantemente en el Puente Juárez-Lincoln, que es utilizado exclusivamente por automovilistas y autobuses de pasajeros.
A lo anterior se suma, de acuerdo con usuarios, la proliferación de vendedores ambulantes en el cuerpo del puente, que en teoría no deberían estar ahí; sin embargo, logran “burlar” la seguridad al cruzar incluso con pequeños puestos de comida y voluminosa mercancía que entorpecen aún más el tráfico.