Quedarse sin agua provocó problemas entre los neolaredenses, los precios de un garrafón alcanzaron hasta los 140 pesos, y quienes no lograron adquirir un poco del vital líquido optaron por medidas desesperadas, como acudir a las fuentes y hasta al río Bravo.
Las fuertes lluvias que se presentaron en la ciudad ocasionaron un caos durante todo el martes, lo que que obligó a la ciudadanía a buscar el vital líquido a toda costa, pues derivado de la falta de energía, la demanda fue incrementándose durante el transcurso del día.
La Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Nuevo Laredo informó que todas las plantas que distribuyen a la ciudad estaban fuera de operación, pese a las severas afectaciones que presentaron los transformadores y las líneas cercanas a las diferentes plantas.
Por ello, al no haber una fecha exacta para reanudar el servicio y a raíz de la gravedad del problema, cientos de ciudadanos tuvieron que buscar la manera de recolectar el servicio para sus necesidades básicas.
El panorama tuvo un tinte de desesperación, pues mientras que por una parte los dispensadores del vital líquido en los diferentes puntos de la ciudad registraban largas filas, con personas que llevaban más de un galón, por otra, los costos estaban se incrementaron.
“Venimos de la colonia Pancho Villa, a ver qué alcanzamos porque ya hemos ido a varias partes y no hay agua, y las filas están interminables, por lo menos para que podamos usarla durante el día de hoy y el de mañana porque no sabemos cuándo nos vuelva el agua nuevamente”, señaló Julia, quien fue acompañada por sus hijas y esposo hacia la conocida fuente Los Delfines, en la avenida César López de Lara.
Por otra parte, el río Bravo, a la altura del puente internacional 2, fue una opción para otra gran parte de los neolaredenses, pues familias de diferentes colonias no sólo aprovecharon para bañarse en la orilla del afluente, sino que aprovecharon para llenar galones con agua y hasta tinacos para el abastecimiento.