Cupertino Cortez Contreras, quien tiene 28 años como vendedor de cobijas en la Expomex y en diversas ferias a lo largo de la república, nunca imaginó que, 14 años atrás, terminaría enamorándose de Brenda, una mujer que conoció en la Feria de Nuevo Laredo.
A sus 43 años, el 'Señor de las cobijas' ahora tiene catorce años casado con la neolaredense, con quien vive feliz en Oaxaca y tiene una familia.
El originario de Tlaxcala, comenzó a 'gritar' en la venta de cobijas cuando era un adolescente.
“Yo dejé el estudio, y a los 15 años en una feria de Sinaloa comencé en esto, y ya llevo 28 años “gritando” en la venta de las cobijas”.
En sus casi tres décadas dedicándose a la venta, Cupertino ha recorrido cada rincón de la República Mexicana e incluso Guatemala, en donde ha ofrecido sus colchas y cobertores.
"La vida de nosotros prácticamente es nómada, pues nos la pasamos de un lugar a otro, y al menos yo, procuro trabajar un mes, y retorno a mi casa con la familia 15 días, ya después me reincorporo a la subasta en la ciudad que corresponda” finalizó el famoso “señor de las cobijas".
Pandemia afectó su negocio
Como a muchos otros comercios, la Covid-19 le causó una crisis laboral, pues se cancelaron todas las ferias del país y todo tipo de eventos donde Cupertino podía realizar su venta, por lo que se dedicó a trabajar en rancherías de diversos pueblos, donde ofrecía sus productos.
Se enamoró de una neolaredense
Entre las vivencias más importantes del famoso vendedor de cobijas de Expomex, está el haber conocido a su esposa Brenda cuando visitaba Nuevo Laredo, con quien formó un matrimonio y una familia de dos hijos y vive en el municipio de Acatlán de Pérez Figueroa, en Oaxaca.
"Hace aproximadamente 14 años en la feria de Nuevo Laredo se acercó una mujer muy guapa para preguntarme unos precios, y ahí “la fleché”, comencé a tratarla y me la llevé, nos casamos y tenemos dos hijos".
Sigue vendiendo cobertores
Actualmente, Cupertino continúa dedicándose a la venta de colchas y cobertores, sin embargo, lo hace con un grupo de 'gritones', con quienes se turna cada 30 minutos para vender por un espacio de hasta tres horas.
Pese a que la gente lo conoce como 'el señor de las cobijas' o 'vendedor de cobijas' o 'gritón', Cupertino señaló que su oficio se llama subastero.