Mario le enviaba whatsapps todos los días y cada rato a Cecilia, le hacía videollamadas y le hablaba cuando ella salía del trabajo hasta que llegara a casa. Ella aseguraba que eso era muy romántico y que se preocupaban por ella, pero la realidad era otra, una relación tóxica, indicó la psicóloga y experta en violencia en el noviazgo, Alejandra Vara.
La intención de Mario se disfrazaba de romanticismo, cuando realmente le llamaba para asegurarse que al salir del trabajo no se desviara a otra parte o viera a alguien más, le hacía videollamadas para comprobar que estuviera en casa; le decía “cachetona”, pero era un apodo por “estar unos kilos de más”.
“Personas sumamente amorosas pueden ocultar agresividad e impulsividad, utilizan la manipulación. Los estados de ánimo y las conductas suelen ser variables en periodos cortos”, comentó la psicóloga.
Cecilia, no sabía que vivía en una relación tóxica, Mario le decía “¡Estás loca!”, cuando ella le preguntaba por qué le mentía o por qué no cumplió su promesa. Si Cecilia salía con sus amigos sin “avisarle” previamente a su novio, terminaba fatal, llorando y sintiéndose culpable, poco a poco tuvo miedo de salir a la tienda, sin decirle, o de toparse a alguien, su miedo a saludar era para no tener problemas con Mario.
De acuerdo con la experta en el tema violencia en el noviazgo, una relación tóxica está alimentada de una serie de conflictos emocionales propios que son de importancia y debido a esto, las rupturas se vuelven constantes, o bien, una relación aun sea duradera, puede llegar a ser tan hiriente y aislarse en problemáticas frecuentes.
“Son comunes en personas dependientes o con rasgos de inseguridad, ya que su única alternativa es mantenerse en una relación no saludable incluso para no experimentar la soledad.”, indicó.
Una situación de este tipo es muy común hoy en día y sobre todo tiene tendencias a intensificarse. Es importante identificar y acudir a ayuda profesional para recibir la orientación y la atención necesaria.