El dólar estadounidense amaneció con un comportamiento errático frente al peso mexicano, luego de que los inversionistas reaccionaran a los nuevos indicadores económicos de Estados Unidos y a la expectativa de ajustes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
Desde temprano, las casas de cambio en la frontera y los bancos nacionales registraron un aumento en la demanda de divisas, lo que provocó movimientos inesperados en el tipo de cambio.
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Este escenario refleja la sensibilidad del peso mexicano ante la volatilidad internacional, especialmente cuando se trata de sectores como el energético y el tecnológico, que impactan directamente en la confianza de los mercados.
El tipo de cambio se colocó en $17.32 pesos por dólar, mostrando un ligero retroceso frente a los niveles de la semana pasada, cuando se ubicaba en $17.15. Aunque la diferencia parece mínima, para grandes transacciones en importaciones y exportaciones representa un ajuste considerable.
Analistas consultados señalan que la tendencia podría mantenerse durante los próximos días, dependiendo del tono que adopte la Reserva Federal en sus próximas declaraciones. En México, además, la expectativa sobre la política fiscal del próximo año genera incertidumbre adicional.
El peso mexicano se mantiene, no obstante, como una de las monedas emergentes más sólidas del continente, lo que brinda un respiro frente a la ola de incertidumbre económica mundial.