En el corazón del occidente mexicano se esconde una maravilla natural que, por su caudal y belleza, ha sido comparada con las famosas cataratas del Niágara.
Te contamos qué hace único este lugar, cómo llegar y por qué deberías incluirlo en tus próximas vacaciones de verano, junto con tu familia.
Las cataratas del Niágara mexicanas
En la vasta geografía de Michoacán se halla un tesoro natural que no ha sido del todo descubierto por el turismo masivo: el Salto de Michoacán, un conjunto de cascadas imponentes cuya estampa ha llevado a muchos a referirse a ellas como las “Niágara mexicanas”.
Con una caída de aproximadamente 30 metros, estas cascadas no sólo son un espectáculo visual, sino también un punto de conexión histórica y ecológica en la región.
Ubicado cerca de La Piedad, este rincón natural ha sido testigo del aprovechamiento del agua como fuente de energía en décadas pasadas, particularmente tras la Revolución Mexicana.
Pero más allá de su valor funcional, su impacto natural lo convierte en un destino imperdible para los amantes del ecoturismo. Alimentadas por el largo trayecto del río Lerma, que inicia su curso en el Estado de México y serpentea por Querétaro y Guanajuato antes de desembocar en el Lago de Chapala, estas aguas representan un recorrido geográfico de gran importancia para el centro-occidente del país.
¿Cómo llegar?
Desde Morelia, se puede acceder fácilmente por la autopista rumbo a Guadalajara, siguiendo los señalamientos hacia Ecuandureo y luego hacia La Piedad.
El trayecto dura cerca de dos horas por autopista o casi tres por la ruta libre, ideal para quienes prefieren disfrutar de los paisajes rurales sin pagar peaje.
Aunque el Salto de Michoacán puede visitarse en cualquier temporada, su caudal es más voluminoso y espectacular entre junio y septiembre, coincidiendo con la temporada de lluvias. Durante estos meses, la experiencia se magnifica, convirtiendo cada caída de agua en una postal viviente.
El lugar no sólo sorprende por su fuerza natural, sino porque, como el Niágara, representa un vínculo profundo entre naturaleza, historia y comunidad.