Este miércoles se dio a conocer el fallecimiento de Jonathan Maldonado Hernández, uno de los normalistas sobrevivientes de la trágica noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, cuando 43 estudiantes de Ayotzinapa fueron desaparecidos.
Su muerte, según denunció el Colectivo Nacional de Sobrevivientes del Caso Ayotzinapa, ocurrió en condiciones de abandono, sin el apoyo adecuado por parte de las autoridades responsables de su atención y protección.
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Jonathan, quien en vida contribuyó activamente al esclarecimiento del caso, ayudó con su testimonio a que se lograran detenciones de policías municipales, estatales, federales, miembros del Ejército y del crimen organizado. Sin embargo, su lucha por la justicia fue ignorada por las instituciones una vez que dejó los reflectores.
En un comunicado, el colectivo lamentó profundamente que el joven haya pasado años sumido en la desesperanza, luchando contra la depresión y la ansiedad derivadas del trauma. También señalaron que nunca recibió la atención médica, psicológica ni psiquiátrica necesaria, pese a haberla solicitado desde 2014, y que enfrentó secuelas físicas por las heridas que sufrió esa noche, incluyendo la pérdida de dedos en una mano.
Durante sus últimos días, Maldonado estuvo internado en un hospital privado por falta de atención en el sistema público de salud. El colectivo denunció además que, tras su muerte, el Gobierno de México prometió ayuda con los gastos funerarios, pero esta nunca llegó.
Jonathan sobrevivió al ataque, pero fue olvidado por el Estado. Siempre estuvo desaparecido para las autoridades
Su historia revive la herida abierta de Ayotzinapa, donde, a más de 10 años, las víctimas siguen sin encontrar justicia y los sobrevivientes, como él, continúan cargando con las consecuencias del olvido institucional.