SEGURIDAD

Así es 'El Hoyo'; celda donde tienen recluido a García Luna en Estados Unidos

La comunicación telefónica, las visitas y cualquier tipo de actividad recreacional están severamente restringidas. Además, la vigilancia es extrema, con videocámaras monitoreando cada movimiento

La reclusión de Genaro García Luna en módulos de castigo como 'El Hoyo' ha levantado serios cuestionamientos sobre las condiciones extremas en las prisiones federales de Estados Unidos
La reclusión de Genaro García Luna en módulos de castigo como "El Hoyo" ha levantado serios cuestionamientos sobre las condiciones extremas en las prisiones federales de Estados UnidosCréditos: Especial
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Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública de México y condenado a 38 años de prisión por delitos de narcotráfico, ha sido recluido en módulos de castigo conocidos popularmente como “El Hoyo” (SHU, por sus siglas en inglés), donde enfrenta condiciones extremas de aislamiento; así son estos lugares.

Estas celdas, pequeñas y sin ventanas, limitan drásticamente su movilidad, comunicación con el exterior y acceso a recursos legales, según denuncias presentadas por su equipo de defensa ante la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Estados Unidos.

En una carta firmada por los abogados Valerie A. Gotlib y Cesar de Castro, se detalla que García Luna ha sido trasladado desde la prisión metropolitana de Brooklyn, donde permaneció cinco años, al Centro Federal de Transferencias (FTC) en Oklahoma, y posteriormente al centro penitenciario USP Lee en Virginia.

En ambos lugares, fue colocado directamente en la Unidad Especial de Albergue (SHU), a pesar de no tener registros de infracciones durante su encarcelamiento. 

"Es una unidad en la que los reclusos son segregados administrativamente y se les niegan privilegios debido a infracciones de las normas penitenciarias", explica la misiva.

Los abogados destacan que han tenido "poco, sino es que prácticamente ningún contacto" con García Luna, a pesar de los constantes esfuerzos por coordinar conferencias telefónicas legales con los funcionarios de la Oficina de Prisiones. Solo se les ha permitido dos llamadas, una de las cuales fue cortada abruptamente después de 24 minutos.

Cristina Pereyra, esposa de García Luna, confirmó a MILENIO que su familia tampoco ha podido verlo. "Lo único que puedo comentar es que nosotros no podemos visitarlo por el lugar en el que se encuentra, ya que no están autorizadas las visitas ahí", dijo.

"Ha sido muy difícil todo este tiempo sin poder tener contacto con mi esposo. Está totalmente incomunicado y de esta forma es imposible que continúe su proceso".

Así es la celda de García Luna

Las SHU, conocidas coloquialmente como “El Hoyo”, son módulos de segregación que existen en la mayoría de las cárceles federales de Estados Unidos. Según informes de organizaciones como Human Rights Watch, la Unión para las Libertades Civiles Americanas (ACLU) y el Proyecto Sentencia, estas unidades se caracterizan por condiciones extremas que, en algunos casos, pueden equipararse a la tortura.

Las celdas miden entre 1.8 y 2.7 metros de ancho por 3 a 3.7 metros de largo, y cuentan con un mínimo de utensilios: una cama, una taza de baño y un lavabo. Las ventanas son mínimas o inexistentes, y los internos pasan 23 horas al día en confinamiento, con apenas una hora para caminar en un espacio reducido.

La comunicación telefónica, las visitas y cualquier tipo de actividad recreacional están severamente restringidas. Además, la vigilancia es extrema, con videocámaras monitoreando cada movimiento.

"El SHU básicamente consiste en una cárcel dentro de una prisión. Es una de las experiencias más miserables y mentalmente dañinas que ofrece la Oficina Federal de Prisiones", explica el despacho especializado en litigio penal Criminal Center. "Mientras que algunos prisioneros pierden el contacto con la realidad, otros tienden a volverse enojados, agresivos y/o severamente deprimidos".

La colocación de García Luna en estas celdas de castigo ha provocado prácticamente su aislamiento total desde diciembre del 2024, lo que ha dificultado su capacidad para continuar con el proceso legal en contra de su condena. Su defensa ha enfatizado que estas condiciones no solo merman su salud psicoemocional y física, sino que también violan sus derechos básicos como recluso.