Carlos Slim Helú, reconocido como el hombre más rico de México y América Latina, es conocido por su vasta fortuna y su presencia en múltiples industrias.
Sin embargo, hay algunas inversiones tempranas en su carrera que muchos desconocen, una de ellas siendo Jarritos del Sur, una embotelladora ubicada en Cuernavaca, Morelos, en la que Slim invirtió en la década de 1960, cuando apenas comenzaba a incursionar en los negocios.
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En 1965, Slim realizó una de sus primeras apuestas significativas al adquirir la embotelladora Jarritos del Sur, que se dedicaba a la producción de refrescos. Esta inversión fue crucial, ya que marcó el inicio de su camino hacia la creación de un imperio empresarial.
Durante ese tiempo, además de la embotelladora, Slim fundó Inversora Bursátil, que más tarde se convertiría en Grupo Financiero Inbursa, y Inmobiliaria Carso, cuyo nombre proviene de la combinación de las iniciales de su nombre y el de su esposa, Soumaya Domit Gemayel.
Aunque Jarritos del Sur representó una de las primeras incursiones de Slim en el sector de bebidas, con el tiempo diversificó sus inversiones hacia otros sectores, como telecomunicaciones, construcción y finanzas. La adquisición de esta embotelladora fue, sin duda, un reflejo de su visión y habilidad para identificar oportunidades comerciales desde sus primeros años en el mundo de los negocios.
A pesar de que Slim ya no está vinculado a la operación de la marca, Jarritos continúa siendo una de las marcas de refrescos más reconocidas en México.
Desde 1983, la embotelladora fue adquirida por Embotelladora Mexicana, que forma parte del Consorcio AGA, y es quien actualmente opera la marca.
Este capítulo poco conocido de la carrera de Carlos Slim resalta su capacidad para diversificar y expandir su imperio empresarial, lo que le permitió convertirse en uno de los magnates más influyentes de América Latina.