Sinaloa está viviendo una de sus crisis de seguridad más pronunciadas tras el enfrentamiento directo de dos células delictivas. La gota que derramó el vaso fue el asesinato de un hombre junto a sus dos hijos en Culiacán; estallaron las marchas y exigencias de renuncia para el gobierno. También te puede interesar: Sheinbaum responde a designación de Trump a cárteles mexicanos como terroristas.
El estado de Sinaloa vive una ola de violencia tras el estallido del conflicto entre dos facciones del crimen organizado: Los Chapitos, o Chapiza, y los pertenecientes a la organización criminal de “El Mayo” Zambada, también conocidos como Mayiza.
La inseguridad se ha disparado al menos desde hace cuatro meses, pero la gota que derramó el vaso fue el asesinato de un padre junto a sus dos hijos. Antonio de Jesús, de 40 años, viajaba en un vehículo junto a Luis Adolfo, de 17 años, Alexander, de 9 años, y Gael, de 12 años; eran sus hijos.
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Transitaban al oriente de Culiacán cuando un grupo armado los interceptó. El padre, en su desesperación, intentó acelerar para evitar el ataque. Los delincuentes accionaron sus armas de fuego: el adulto murió al instante; Alexander murió horas después; Gael, un par de días posteriores y Luis Adolfo se encuentra estable.
La primera versión de la investigación de las autoridades de Sinaloa apuntan que el ataque se ‘desató’ debido a que los vidrios del vehículo del auto estaban polarizados. Presuntamente, esto encendió una alarma en la cédula delictiva.
Estallan marchas en Sinaloa
Cientos de ciudadanos tomaron las calles hacia el Palacio de Gobierno, donde exigieron cuentas al gobernador Rubén Rocha Moya. Con lemas como “Los niños no se tocan”, “Queremos paz” la población se dijo harta de la ola de violencia.
Los protestantes irrumpieron las oficinas del gobierno: rompieron cristales y pidieron la renuncia inmediata del actual regidor. Según representantes del gobierno, presuntamente, el gobernador estaba dispuesto a abrir el diálogo, pero la situación se desbordó.