ELECTRICIDAD

¿Los paneles solares no funcionan en días nublados? Estos son los mitos sobre estos generadores

Cada vez es más popular este tipo de instalaciones de energía renovable en los hogares mexicanos, ¿realmente vale la pena por su costo?

Mitos y realidades sobre los paneles solares
Mitos y realidades sobre los paneles solares Créditos: Pexels
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Los paneles solares son cada vez más populares en México. Pese a tener años en el mercado nacional, aún hay ciertos mitos que desaniman a posibles compradores; conoce los rumores más comunes. También te puede interesar: ¿se puede dejar de pagar la luz de la CFE si instalas paneles?

Primer mito: los paneles solares no funcionan en días nublados

Esta es una de las principales desmotivaciones de quienes no tienen este generador de energía limpia. Sin embargo, no es real: los paneles solares trabajan con la radiación solar, no con la luz que se emite. En días nublados, de poco sol, la radiación sigue existiendo. Por otro lado, lo cierto es que la generación de energía en un día de alta temperatura es mucho mayor a la de un día con nubes. No obstante, no importan las condiciones, se genera electricidad.

Segundo mito: si tengo esta instalación, no tendré luz en la noche

Este es un error conceptual. Los paneles solares, efectivamente, no generan electricidad por la noche, pero acumulan la energía de todas las horas del día. La potencia no disminuye en la noche, pues se ocupa el fondo de la instalación solar.

Tercer mito: los paneles solares son costosos y no rentables

Esta apreciación es parcialmente cierta. Las instalaciones son cada vez más asequibles, pero no dejan de ser un gasto que va desde los 10 mil a 30 mil pesos: el costo dependerá totalmente de la capacidad de los paneles. Sobre su rentabilidad, al menos en el caso mexicano, se debe replantear el contrato del recibo de luz.

Hay tres opciones: una donde el cliente paga el balance entre la luz generada por los paneles y la consumida de manera habitual con el suministro de la CFE; la segunda donde sólo se paga por la luz eléctrica ocupada y, finalmente, la tercera es no tener ningún contrato con la Comisión Federal de Electricidad, pues el hogar es autónomo energéticamente hablando.