MIGRACIÓN Y FRONTERA

Villas de San Miguel: el hogar que los 'jarochos' encontraron en Nuevo Laredo

A 1,700 kilómetros de su estado, a través de décadas de migración, miles de veracruzanos han arribado a esta frontera en busca de fuentes laborales, trayendo consigo tradiciones y costumbres de su tierra

Veracruzanos en la frontera
Veracruzanos en la fronteraCréditos: Internet | El Mañana
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La vibrante ciudad fronteriza de Nuevo Laredo ha experimentado un cambio notable en las últimas décadas con la llegada masiva de comunidades provenientes de Veracruz, la mayor parte estableciéndose en fraccionamientos como 1,700 kilómetros.

Con una población cercana a los 14,000 habitantes, los veracruzanos se han establecido firmemente en este territorio, convirtiéndolo en su segundo hogar y contribuyendo significativamente a la economía local.

Los jarochos de Villas de San Miguel

La historia de esta migración se remonta a varias décadas atrás, cuando los veracruzanos comenzaron a buscar oportunidades laborales más allá de los límites de su estado natal. La falta de empleos y los bajos salarios en su tierra originaria, motivaron a muchos a emprender un largo viaje de más de 1,700 kilómetros hacia Nuevo Laredo.

La industria maquiladora, una de las principales fuerzas económicas de la ciudad, se ha convertido en un imán para los veracruzanos en busca de empleo.

Las condiciones laborales, que incluyen salarios más altos y prestaciones como transporte, comedor y pago conforme a la ley de horas extras, son consideradas ideales en comparación con las que enfrentan en su lugar de origen.

La colonia Villas de San Miguel, ubicada en el lado poniente de la ciudad, ha surgido como el epicentro de la comunidad veracruzana en Nuevo Laredo. Con aproximadamente 14,000 habitantes, esta colonia es una de las más pobladas de Tamaulipas, registrando una densidad de población de alrededor de 419 personas por kilómetro cuadrado.

La contribución de los veracruzanos va más allá del ámbito laboral. Junto con ellos, han traído consigo sus tradiciones y costumbres, incluyendo una rica variedad de alimentos típicos del puerto como pescado a la veracruzana, bocoles, empanadas, frijoles negros y café de Córdoba, entre otros manjares.

No obstante, el impacto de esta migración trasciende lo económico y lo culinario. Muchos veracruzanos han decidido rehacer sus vidas en Nuevo Laredo, trayendo a sus seres queridos y estableciendo lazos comunitarios sólidos en esta ciudad fronteriza.

A medida que pasan los años, la comunidad veracruzana sigue creciendo en Villas de San Miguel, consolidando aún más su presencia en esta tierra fronteriza.

Su laboriosa ética de trabajo y su adaptabilidad han dejado una marca indeleble en la economía y la cultura local, convirtiendo a Nuevo Laredo en un reflejo del espíritu y la diversidad del estado de Veracruz.