El uso de las luces direccionales es fundamental en la conducción segura y responsable. En México, los accidentes de tráfico son comunes, y la falta de uso de las direccionales es uno de los factores que los propician.
No se trata de una opción o un lujo; estas luces son una obligación establecida en los reglamentos de tránsito nacionales e internacionales y tienen una función crítica: comunicar nuestras intenciones a los demás.
Las direccionales de los vehículos
Rebasar por el camino es una maniobra que debe hacerse con suma precaución. Al cambiar de carril para adelantar a otro vehículo, las direccionales deben encenderse antes de iniciar el movimiento y apagarse una vez que se ha completado.
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Este pequeño gesto permite que el conductor del vehículo adelantado y los que vienen detrás sepan exactamente la maniobra que se está llevando a cabo, lo que ayuda a reducir riesgos.
Incluso en una vía aparentemente desierta, activar las direccionales antes de girar o cambiar de carril es fundamental. Un camino solitario no garantiza que no aparezca otro vehículo en cualquier momento; por eso, habituarse a usar las direccionales es parte de la conducción responsable. Este acto debe convertirse en un hábito natural que nos mantenga a salvo y evite sorpresas en la carretera.
También es importante verificar regularmente el estado de las direccionales. Unas luces en mal estado representan un peligro. Revisa que funcionen correctamente y, en caso de avería, reemplázalas de inmediato para mantener la seguridad en el camino.
Prevenir es la clave
Finalmente, la conducción preventiva es clave. Un conductor atento “lee” el camino, anticipa movimientos y reacciona oportunamente ante maniobras de los demás.
Esta vigilancia constante y el uso adecuado de las direccionales evitan colisiones y ayudan a proteger a todos en las vías de asfalto. Así que, recuerda, usar las luces direccionales no es solo un gesto de cortesía: es un acto esencial para una conducción segura.