A falta de tambores, los pequeños integrantes de una banda de guerra improvisaron con una mesa de plástico el instrumento sonoro para poder tocar en una ceremonia de graduación.
Los festejos de graduación y de fin de curso son un momento inolvidable que los estudiantes solo les pasa una vez en su vida, pero el el recuerdo les queda toda la vida.
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Banda de guerra con mesa
Los miembros de la banda de guerra de una escuela pública de Sonora no se amilanaron ante la falta de presupuesto de la escuela y salieron de un problema con ingenio y muchas ganas.
En la ceremonia de fin de cursos la banda no pudo contar con los flamantes tambores, que son el instrumento principal de este género musical marcial.
Junto con la escolta, el grupo es parte primordial de este tipo de celebraciones. El homenaje a los alumnos salientes que pasan a otro nivel es de los festejos más importantes del año.
La banda de esta escuela está compuesta por niños y niñas y cada de las menores tenían que haber contado con su propio tambor.
El tambor desempeña un papel crucial en las bandas de las escuelas por varias razones importantes; es el instrumento de percusión que establece el ritmo y el tiempo de un tema, además yuda a mantener un patrón rítmico constante y proporciona una base sólida para que los chicos de las trompetas se mantengan en sincronía. Su papel es esencial para la cohesión y la precisión musical del conjunto.
Los estudiantes tuvieron que improvisar y con una mesa de plástico la extendieron a lo largo de la primera fila de menores. Al empezar a tocar de inmediato lograron un impacto visual y energía en su actuación.
Sus movimientos y los golpes enérgicos con las baquetas sobre la superficie de la mesa le inyectaron dinamismo y atractivo visual a su presentación.
Además, el sonido de la mesa se acercaba mucho al tono distintivo y potente de un tambor original, y lograron crear esa sensación de energía y emoción entre el público asistente.
La actuación de esta banda de guerra con su mesa en lugar de tambores, logró su objetivo de fomentar un sentido de pertenencia y comunidad entre los estudiantes, quienes nunca olvidarán este momento de su vida estudiantil.