Era la estación de Indios Verdes en la Ciudad de México en donde la menor de 16 años, María Ángela Olguín Busamante, fue arrancada prácticamente de las manos de su madre. Un desquebrajado "ma" fue lo último que escuchó la mamá de su hija aquel angustioso día.
Desde ese día, las insistencias ante el gobierno, los plantones deteniendo el tráfico de las autopistas y carreteras, las pesquisas de los familiares con las tiendas cercanas que contaban con cámaras de seguridad, entre otras muchas actividades, se volvieron "pan diario" de la familia.
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Gracias a las grabaciones de una cámara de seguridad, se apreció cómo Ángela era jalada por el brazo. Era el brazo que no solo la arrancó de su madre, sino que le arrebató sus sueños, alejándola de la seguridad prodigada por su familia hasta ese momento.
Las insistencias de la hermana de la menor secuestrada ante los comerciantes de la estación de Indios Verdes porque revelaran las grabaciones de las cámaras de sus negocios, produjo más problemas que apoyo. Muchos no quisieron ayudar, síntoma de que tal vez están coludidos con los criminales que operan en esa estación.
Sin embargo, las presiones de la familia han dado resultado. Bloquearon dos días la autopista México-Pachuca. Es un gran esfuerzo de la familia y los allegados a la misma, más que otra cosa, lo que ha terminado por ejercer la presión necesaria para la localización de María Ángela.
Ella apareció a una hora de distancia, hasta el municipio de Nezahualcóyotl. Estaba en la avenida Carmelo Pérez y Avenida 12, en la colonia Las Águilas. El lugar exacto es un terreno donde se guardan juegos mecánicos, autos descompuestos y se usa como estacionamiento.
Las condiciones en las que se encontró han indignado a la sociedad, puesto que estaba amarrada de manos y pies, tenía cinta canela en algunas partes de su cuerpo y, por si fuera poco, fue colocada dentro de una bolsa negra.
Al lugar llegaron elementos de Tránsito y la oficial Itzel Andrea fue la que mantuvo el primer contacto con la menor desaparecida. Y comentó el elemento de seguridad que Ángela le dijo que tenía mucho dolor en la espalda.
Cuando se le preguntó quién era, ella respondió "soy la que se robaron del metro Indios Verdes"; además agregó que lo primero que quería era que desataran sus manos y que, después, le llamaran a sus papás porque deseaba verlos. Ella les proporcionó el número telefónico.
Solo se puede imaginar las horas de angustia, malestar y terror que vivió María Ángela, que a sus 16 años fue vilmente secuestrada. Ella ahora ya está de vuelta con sus padres, aunque la labor psicológica para superar lo vivido será un proceso lento y difícil.