EJIDO NUEVO RODRÍGUEZ

Del campo a la producción de huevo: el ejidatario que cambió su estilo de vida

Juan Martín Treviño tuvo que dejar a principios de año la agricultura para dedicarse a las gallinas y su producción de huevo; historias como la suya abundan en los ejidos

Juan Martín Treviño, del Ejido Nuevo Rodríguez, combina su trabajo y la producción de huevo.
Juan Martín Treviño, del Ejido Nuevo Rodríguez, combina su trabajo y la producción de huevo. Créditos: Sandra Jasso
La producción de huevo de Juan Martín es con 200 gallinas ponedoras. Créditos: Sandra Jasso
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Hace más de un año que Juan Martín Treviño decidió dedicarse a la producción de huevo. Con pocas gallinas coloradas, el habitante del Ejido Nuevo Rodríguez se las ingenia para crecer en un negocio que es nuevo para él.

Y es que luego de que tuvo que dejar la agricultura, culpa de la sequía, cambió de giro. Así lucha por el sustento de su familia.

Tengo apenas un año en la producción de huevo, son pocas gallinas coloradas para vender  en 50 pesos aquí.

El ejidatario que nació y creció en el ejido, afirma que dejó de sembrar como muchos otros agricultores en el Distrito de Riego 04, se vio en la necesidad de buscar otras formas de obtener ingresos y mantener a la familia porque el campo está acabado.

"En el Rancho 'Los Gloriosos' que está a tres kilómetros de aquel lado del Río Salado tengo poco menos de 200 gallinas coloradas para la producción de huevo que vendo en Anáhuac”, dijo.

Además de la cabecera municipal, el producto se vende a los ejidatarios que habitan en Nuevo Camarón, Nuevo Rodríguez y Nuevo Anáhuac.

“Nosotros estamos dando la tapa en 50 pesos", dijo Juan en una plática que tuvo con El Mañana de Nuevo Laredo en febrero pasado, "de hecho ya vamos a darle un aumentito porque el alimento para obtener una mejor producción de huevo para los animales ya aumentó de precio”, manifestó el productor.

Contó que no todas las gallinas están poniendo huevos y si acaso sacan 30 tapas por semana, un consumo moderado entre los ejidatarios.

Explicó que mantener a las aves en óptimas condiciones es estar al pendiente de ellas proporcionando el alimento balanceado, nutritivo y natural con cereales, proteínas, vitaminas, aceites y minerales y en ocasiones algunas ponedoras mueren o si enferman tratarlas.

 “Yo no conozco mucho de las enfermedades de las gallinas, pero el que me atiende eso me dice que se estresan mucho y se pelean entre ellas mismas y se picotean, lesionan y mueren”, detalló.

Con este comportamiento al picotearse entre sí demuestran su poder y se ocasionan heridas donde no hay plumas y una causa es por falta de nutrientes, esto se produce en la muda o temporada de frío, pudiendo ocasionar la muerte de la gallina ponedora.

Para fertilizar  a las aves, el ejidatario, quien alguna vez se dedicó a la agricultura, explicó que le vierten fertilizante en el alimento para que puedan ser ponedoras que viene ya en sacos y el animal lo consume.

“Hasta el momento no se ha visto crecimiento en el resultado y cantidad de huevo, tenemos un año apenas, pero aporta poquito para los gastos. A veces merma, no sé en qué consistirá, dicen que es el tiempo”, expresó el hombre de 53 años.

 Añadió que aún no sabe por qué las aves ponen menos huevo en unas semanas que otras y la producción fluctúa.

“En mis planes por el momento es la producción de huevo, pero no la cría de pollos para venta porque ahorita los alimentos están muy caros y como tengo otro trabajo como administrador de rancho no lo puedo descuidar “, comentó el padre de familia de tres hijos.

Agregó que si no le da suficiente la producción de huevo, un producto considerado parte de la canasta básica en el país, y su precio ha ido en aumento de 58 a 61 y 68 pesos la tapa, no puede darse el lujo de descuidar su empleo en el Rancho Los Gloriosos donde tiene a las gallinas ponedoras y sostiene a la familia en general.

“Lo de las gallinas es nada más un extra y quería ver si funcionaba bien y veo que no al cien, tal vez un 50%, pero si quiero echarle ganas, como le digo la gallina no me da, pero hago el esfuerzo.

Padre de familia y esposo de Juana Lydia Vázquez, que al momento realizaba algunas labores domésticas, su vida transcurre en el ejido que lo vio nacer y crecer, en compañía de sus nietos, disfruta la tarde apacible donde los sonidos del campo si son perceptibles al oído después de su jornada laboral.