La mentalidad de tiburón llegó hasta las mentes más jóvenes de la mano de un niño emprendedor, quien vendió amigos imaginarios a sus compañeros a tan solo 20 pesos en una escuela primaria en Monterrey, Nuevo León.
Jorge "N", de 7 años, inició su fructífera idea un día de colegio. Al entrar a su salón de clases, el pequeño comentó llegar con un grupo de "amigos imaginarios" a sus demás compañeros.
Para llamar la atención de potenciales compradores, el pequeño fingió conversaciones con estos seres, a quienes probablemente catalogó como "divertidos".
Varios se mostraron interesados en la actividad del menor, quien comentó poner a la venta a algunos de estos personajes a la hora del recreo. El cebo estaba puesto.
Al llegar la hora del descanso, Jorge comenzó a vender, uno por uno, los amigos imaginarios a cada alumno que así lo pedía, por la módica cantidad de 20 pesos.
Seguramente cada uno de estos imaginarios poseía una característica o cualidad importante para ser el mejor amigo de sus compañeros, por lo que la venta fue más que beneficiosa.
El pequeño empresario logró la asombrosa cantidad de 500 pesos en un solo día de venta, por un producto que no existe.
Según las versiones de los profesores a cargo del cuidado a la hora del receso, varios alumnos comenzaron a interactuar con los amigos imaginarios, jugando con ellos en todo el patio escolar.
Sorprendidos por este hecho, no tardaron mucho en dar con el responsable de la curiosa situación, encontrando a Jorge con las manos en la masa.
Los directivos del colegio privado llamaron a sus padres para explicar el "engaño" de Jorge, con el que logró convencer a la mayoría de niños para adquirir un producto inexistente a cambio de dinero real.
Fan de Shark Tank
En entrevista con los medios, los padres de Jorge confirmaron el gusto del menor por ver el programa "Shark Tank", el cual incentiva la genialidad de las personas para presentar proyectos a 4 jueces inversionistas, quienes decidirán en qué dar su dinero para poder impulsar la idea.
Al considerar este tipo de empresas una forma de juego, a Jorge se le hizo fácil llevar este campo, disfrutando de inventar negocios y empresas de forma inocente e infantil.
No solo fue regañado por haberse aprovechado de sus compañeros, sino que también se le restringió ver este programa de Sony Channel sin supervisión adulta.
La idea de este niño emprendedor al vender amigos imaginarios a sus compañeros no solo fue ingeniosa, sino también muy original. Si se enfoca bien esta creatividad, podríamos tener al próximo Elon Musk mexicano.
Jesús García